CINE – ESPAÑA – ENTREVISTA
Mario Casas se estrena como director con la película Mi soledad tiene alas. El actor gallego firma también el guion, escrito junto a la actriz belga Déborah François, su pareja. Los protagonistas son Óscar Casas y la debutante Candela González. La historia hace alusión a una época en la que Casas se sentía solo y en la que, según sus propias palabras, sacó alas para alzar el vuelo. Un thriller cuya trama mezcla delincuencia, personajes marginales, supervivientes y como no podía ser de otro modo, amor. Hablamos con Mario Casas para descubrir algunos secretos del proyecto.
COMOexplicARTE: ¿Cómo has vivido el salto de actor a director?
Mario Casas: Bien, aunque desde la semana pasada tengo mariposas de nuevo colocadas en el estomago y no se van. Por una parte, quiero que llegue el momento de estrenar para regalársela al público, pero por otra parte no quiero despedirme de ella. Han pasado tres años y medio desde que empecé a escribir Mi soledad tiene alas y me da pena se termine este viaje, o como aquél que dice, que el “hijo” se vaya a vivir fuera de casa (ríe).
C.E: Candela y Farid son jóvenes artistas que hacen música urbana y que ahora debutan con la interpretación. ¿Cómo diste con ellos?
M.C: Si o sí tenía claro que quería un casting de actores y actrices no profesionales. Estuve año y pico viendo a muchísima gente talentosa en Barcelona, Madrid y alguna otra ciudad, pero lo único que pensaba durante el proceso de selección es que iban a aparecer Vio y Farid tarde o temprano. Excepto Francisco Boira y Óscar Casas, el resto del reparto es no profesional porque quería dar esa verdad, carisma y frescura que tienen ellos. El mayor reto era sumergir a Óscar en un mundo que desconoces como espectador, para que te creas que pertenece a ese barrio y se rodea de esa gente. Al final es de las cosas que más orgulloso estoy porque creo lo hemos conseguido gracias a la unión de los tres colegas (Vio, Reno y Dan). Eso sí, debo admitir que lo que más pena me ha dado es toda la gente que se ha quedado en el camino, porque yo he hecho muchos castings donde no me han cogido, y sé de que va.
C.E: ¿Ha cambiado tu relación con Óscar a raíz de la película?
M.C: ¡Sí! Ha mejorado. Siempre me he llevado bien con él pese a la diferencia de edad, pero de repente he conocido a otro Óscar. Un chico con un talento y una madurez para su edad que me han hecho admirarle todavía más. Quizá por ser mi hermano pequeño antes no le pedía consejo o no hablaba con él de ciertos temas, pero ahora sí. Mantenemos conversaciones para saber opiniones y he aprendido mucho de él. Para mí es una película de actores, y en cada momento me importaba cuál era su feeling con los demás. En todo el proceso creativo Óscar ha tenido palabra.
C.E: Prácticamente toda la película está rodada cámara en mano. ¿Buscabas una perspectiva más intimista y real?
M.C: Sí. Sólo hay un plano rodado con una grúa en un plano de los dos protagonistas de noche. Todo lo demás es cámara al hombro. Conozco a Edu Canet de hace tiempo porque ha operado en muchas películas en las que he participado y le propuse ir solo a una cámara y que, como director de fotografía, manejase la situación. Mi idea era seguir a los actores en todo momento y no perderme nada. Tener interiores bien iluminados, localizaciones naturales sin platós y conseguir entrar, sobre todo, en la mente de Óscar para contar su viaje de tormento, haciendo hincapié en los planos desde atrás, para ver lo que está viendo él.
C.E: ¿Y el plano secuencia del inicio?
M.C: Es una presentación de personajes. Hay muchas películas que para mí son referentes y que han arrancado así. Me gusta mucho que los cinco primeros minutos el espectador esté pendiente. Cuando se bajan de esa moto, entran y ves las caras, los gestos y el aspecto de los personajes, entiendes quiénes son tanto individualmente como en grupo.
C.E: A lo largo de la película vemos algunos guiños a películas como Adiós o Tres metros sobre el cielo… ¿A propósito?
M.C: Sí, claro. Era la idea. Yo he tenido una escuela de cine gracias a las películas que he hecho y si ahora soy director es por todo lo que me han enseñado otros directores. Al final se cuenta una historia de amor imposible, y este tipo de historias las hemos visto antes y son similares.
C.E: Podríamos decir que, más allá del título, las alas son el hilo conductor de dicha historia…
M.C: Totalmente. Había algo que como imagen debia acompañar a Óscar. El titulo es un juego de palabras. Las alas ha sido un símbolo recurrente en mis sueños, siempre he soñado con pájaros, con volar… en la película cada vez que aparece este símbolo es para contar algo distinto, que a su vez está ligado con la historia de Dan.
C.E ¿Es este el principio de Mario Casas como director o ha sido solo una prueba?
M.C: Ojalá. Espero poder poner un “check” y comenzar a contar otras historias a partir de aquí. El público es quien va a decidir. Cuando se narra una historia hay que comprobar si llega o si funciona. Mi soledad tiene alas es una película pequeña con un guion simple, pero estoy muy contento. Guste o no, lo que más feliz me hace es que, dado que puedo ser objetivo siendo actor, no hay duda de que Óscar, Candela y Farid han hecho un gran trabajo. Emocionan.
C.E: ¡Muchos éxitos!
M.C: ¡Muchas gracias!
Entrevista: Gemma Ribera
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