TEATRO – NACIONAL – CRÍTICA
Hacía mucho tiempo que una obra teatral no se me pasaba tan rápido ni me entretenía tanto. Turisme rural, la nueva comedia de Jordi Galceran y Sergi Belbel, se representa en el Teatre Borràs de Barcelona, y relata una historia “terrorífica” de la que mejor no desvelar gran cosa, porque es mejor que el espectador se sorprenda.
Ivan Labanda y Mireia Portas encarnan a Roger y a Laura. Son un matrimonio que cree que para concebir a su primera criatura, el mejor plan es ir a una casa rural para pasar un fin de semana romántico y desconectar. Ellos son los protagonistas, y pese a su larga experiencia en teatro musical, aquí ni cantan ni bailan. Los vemos en su faceta más seria –siempre en tono de humor- y con una química muy particular entre ellos.
Los actores secundarios son Lluís Villanueva, Anna Güell y el joven Joel Cojal, que con sus apariciones –y desapariciones- acaban robando el protagonismo a la pareja principal. Son ellos tres quienes marcan el ritmo de las intrigas y los escepticismos. Además, desarrollan unos diálogos y unos rituales para nada fáciles. Lo que está claro desde el principio es que hay una clara contraposición entre los urbanitas que quieren escapar a la naturaleza para no preocuparse de nada, y la familia local que odia profundamente a los de ciudad.
¿Por qué verlo?
En Turisme rural se reflexiona sobre las miserias ocultas de la vida de pareja, y con un ritmo cinematográfico y trepidante, en noventa minutos el autor y el director ofrecen todo lo que el teatro puede dar: Humor, misterio, juegos de palabras, emoción, puertas que se abren y se cierran, factor sorpresa, efectos de sonido y efectos especiales que aportan un toque de magia para dar sentido a la trama.
Valoración: ★★★★
Texto: Gemma Ribera
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