REVIEW #CINE: ‘Los destellos’, cuando el duelo resplandece

Nada tan paradójico como una película sobre la muerte que irradia vida. Con Los destellos, la cineasta Pilar Palomero prolonga la exploración emocional que ya inició con La maternal: si allí hablaba de comienzos, aquí se sumerge en los finales, en las pérdidas y en la pregunta inevitable sobre qué queda cuando todo se apaga.

Basada en un relato de Eider Rodríguez, la película sigue a una mujer (Patricia López Arnaiz) que, a petición de su hija (Marina Guerola), acepta cuidar del hombre que un día fue su pareja (Antonio de la Torre) y que ahora se muere. Ese triángulo incómodo de afectos rotos y cuidados obligados es el terreno sobre el que Palomero construye su reflexión sobre la belleza del duelo, o quizá sobre la belleza a secas, cuando se enfrenta a la herida abierta del tiempo.

El cine de Pilar Palomero aquí se vuelve mínimo, casi táctil, atento a los detalles ínfimos: un perro viejo que acompaña en silencio, una mano que detiene un rayo de sol, un paseo al atardecer que parece infinito. La cámara rehúye la espectacularidad y se concentra en lo tenue, en los pliegues de la luz y de la piel. Como si la directora quisiera enseñarnos que el duelo no se grita: se respira, se toca, se mira.

Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre, habitualmente expansivos, firman aquí dos trabajos en contención extrema, casi ascéticos. Sus gestos mínimos desmontan cualquier tentación de melodrama y dan credibilidad a la historia. Marina Guerola, como la hija mediadora, funciona como puente entre generaciones y heridas.

Con Los destellos, Palomero parece refutar los espejos y juegos metanarrativos que caracterizaron parte de su generación. No le interesa el artificio, sino la mirada directa y frágil al núcleo de la experiencia humana. Ese cambio no es solo estilístico, sino también ético: la directora filma desde el respeto, desde la pausa y desde un dolor que no es suyo pero podría serlo. En un tiempo en que lo brillante y lo inmediato dominan la pantalla, Palomero apuesta por la complejidad de las sombras. No todo funciona —la narrativa se resiente en algunos tramos y el ritmo puede parecer lento—, pero el conjunto tiene la honestidad de una obra que no teme a su propia fragilidad.

¿Por qué verla?

Porque Los destellos es una película sobre finales que sobresale en sus contradicciones. Porque muestra la belleza del cuidado y la fragilidad del duelo con una delicadeza casi extinta en el cine actual. Porque Palomero no ofrece certezas, sino chispas de luz en mitad de la oscuridad, y tal vez ahí resida su mayor acierto.

Valoración: ★★★

Texto: Gemma Ribera

© COMOexplicARTE

Aquí el tráiler:

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