CRÓNICA: Sum 41 se despide de Barcelona con un auténtico show de punk rock

El Palau Sant Jordi fue testigo el pasado 20 de noviembre de 2024 de algo especial: no solo se trataba de un concierto, sino que suponía una despedida temporal que se convirtió en un homenaje a todo lo que Sum 41 ha significado para generaciones de fans del punk rock.

Después del concierto de Neck Deep como teloneros, el rugido de la multitud inundó el aire. Los primeros acordes de ‘Motivation’, seguidos de ‘The hell song’ arrancaron el aplauso de un público que ya sabía que, aunque este fuera su último concierto en Barcelona, la energía del grupo inglés no se perdería jamás.

El incansable líder de la banda, Deryck Whibley, apareció con su guitarra en mano y una sonrisa que transmitía tanto agradecimiento como un toque de melancolía. «¡Barcelona, gracias por tantos años de amor! Este es un adiós, pero también una celebración», dijo entre aplausos y vítores. Y así, la noche comenzó, sin tiempo para lamentaciones, solo para honrar al legado del grupo.

Aunque el concierto fue un recorrido por sus grandes éxitos, también hubo espacio para material reciente. ‘A death in the family’ y ‘Catching fire’ fueron recibidas con el mismo entusiasmo que los temas más clásicos, demostrando que la banda sigue vigente y conserva esa actitud irreverente que los caracteriza.

También sonaron ‘Underclass hero’, ‘No reason’ y ‘Out for blood’. Cada uno de estos temas hizo que el Palau Sant Jordi se convirtiera en un hervidero de energía, con los fans sin parar de saltar y cantar. La adrenalina estaba a tope cuando llegó el turno de ‘War’, ‘Noots’, ‘Landmines’ y ‘Dopamine’, temas rescatados y universalmente queridos.

A lo largo de la noche, la banda se movió entre su discografía más conocida y algunas sorpresas, como la interpretación de ‘God save us all (Death to POP)’, un tema que resonó como una declaración de principios. En el escenario, Dave Baksh y Tom Thacker no paraban de intercambiar miradas cómplices mientras deslumbraban con sus guitarras, y Frank Zummo, con su batería desbordante de ritmo, hacía que cada golpe se sintiera en el pecho de los presentes.Hubo incluso tiempo para contar anécdotas, como por ejemplo la recuperación de una guitarra eléctrica robada que encontraron de casualidad en una casa de subastas.

Sin apenas pausas, lo dieron todo con ‘Fat lip’, ‘Makes no difference’ y el mix de ‘My direction’, ‘No brains’ y ‘All messed up’; justo antes de entrar en el último bloque. Hubo quién abandonó el recinto cuando tocaban ‘I’ve gotta be me’ de Steve Lawrence, aunque Sum 41 hizo el amago y regresó para cerrar el show con ‘So long goodbye’ y ‘My Way’, ésta última popularizada por Frank Sinatra.

“Gracias, Barcelona, por ser parte de esta historia”, fueron las últimas palabras de Whibley antes de que las luces se apagaran definitivamente, dejando a todos los asistentes con una sensación de vacío y, al mismo tiempo, gratitud.

Texto: Gemma Ribera

Fotos: Marta García

© COMOexplicARTE

Deja un comentario