CINE – NACIONAL – CRÍTICA
Iván Morales debuta en la dirección cinematográfica con Esmorza amb mi (Desayuna conmigo), un drama intimista que explora las relaciones humanas desde la vulnerabilidad y los miedos de sus personajes. Adaptación de su aclamada obra teatral, la película nos sumerge en la vida de cuatro personajes que intentan comprender el amor, aferrarse a la esperanza y encontrar sentido en un presente incierto. Se presenta en el 28º Festival de Málaga, formará parte del D’A Film Festival y se estrenará en cines el 6 de junio de 2025.
Natalia (Anna Alarcón) es una madre separada que arrastra las secuelas de un amor pasado y la presión de un futuro incierto. Tras un accidente, se reencuentra con Salva (Iván Massagué), un hombre que ha dejado atrás su juventud conflictiva para centrarse en ayudar a los demás. Sin embargo, su conexión se ve entrelazada con la de Carlota (Marina Salas), que lucha por reconstruirse tras una vida de excesos, y Omar (Álvaro Cervantes), un músico atrapado en una crisis creativa y existencial.
Morales acierta al alejarse del drama social explícito y centrarse en la dimensión emocional de sus personajes. Su mirada hacia la clase trabajadora no se define solo por la precariedad económica, sino por la búsqueda de afecto y estabilidad. Este enfoque aporta autenticidad y resuena con fuerza. Además, el guion capta con sensibilidad los altibajos del amor y las segundas oportunidades, sin edulcorarlas ni exagerarlas.
Uno de los elementos más interesantes de la película es su tratamiento de la música. La banda sonora, que fusiona rap, música electrónica de vanguardia y experimentación, no solo acompaña la historia, sino que se convierte en un reflejo del caos y la vitalidad de sus personajes. Lia Kali, nara is neus y Nora Haddad aportan una identidad sonora única, mientras que la recopilación de temas de la escena musical local le da un aire orgánico y vibrante. La música, más que un simple adorno, se integra en la narrativa como un hilo conductor que conecta a los personajes con sus emociones y con la ciudad que habitan.
No obstante, la película no es del todo redonda. Su ritmo pausado y su tono a veces excesivamente contemplativo pueden hacer que algunos momentos pierdan impacto. Además, la transición del teatro al cine se percibe en ciertas escenas, donde los diálogos sostienen mejor la historia que la puesta en escena, que en ocasiones resulta estática o reiterativa.
¿Por qué verla?
A pesar de ello, el reparto eleva la película. Anna Alarcón e incluso Oriol Pla como secundario, ofrecen una interpretación llena de matices, y la química entre los personajes es palpable. Destacan especialmente las dinámicas entre Natalia y Salva, que construyen una conexión creíble y conmovedora. En resumen, Esmorza amb mi es una película sincera y emotiva, que reflexiona sobre el amor, la incertidumbre y la necesidad de encontrar algo (o alguien) a quien aferrarse. Aunque su ritmo irregular y su estética teatral pueden restarle impacto, su potente banda sonora y su capacidad de generar empatía la convierten en una propuesta que, sin ser redonda, merece ser vista.
Valoración: ★★★
Texto: Gemma Ribera
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