MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA
El Share Festival ha cerrado este fin de semana su séptima edición con un éxito rotundo: 50.000 asistentes en dos días, colgando el cartel de entradas agotadas en ambas jornadas. Celebrado en el Parc del Fòrum de Barcelona el viernes 20 y sábado 21 de junio, el festival reafirma su posición como una de las citas imprescindibles para las nuevas generaciones, tanto por su apuesta musical como por su compromiso social.
Uno de los grandes titulares de esta edición ha sido su cartel mayoritariamente femenino, reafirmando la voluntad del festival de visibilizar a mujeres artistas en una industria aún desigual. El evento contó con dos escenarios patrocinados por Ron Negrita y Estrella Damm, una programación dinámica y un nivel técnico impecable, lo que permitió una experiencia fluida a pesar del sol abrasador que azotó Barcelona todo el fin de semana. Las altas temperaturas no disuadieron a nadie: el público respondió con energía, abanicos y litros de agua, adaptándose como pudo a un calor que rozaba lo insoportable.
La jornada del viernes ofreció momentos memorables. Desde el segundo show en solitario de la extriunfita Violeta, hasta los bailes que arrancaron The Tyets y Figa Flawas, seguidos por iconos de la música urbana actual como Omar Courtz y DeLaRose. Al caer la noche llegó una de las actuaciones más esperadas: Bad Gyal. La artista catalana, que ofrecía su único concierto del año en Cataluña, no decepcionó, e incluso sorprendió con la aparición en el escenario de su hermana Mushkaa para interpretar juntas SexeSexy, desatando la euforia entre los fans. También destacó la actuación de Julieta, que repasó su álbum 23 con una puesta en escena elegante y una conexión emocional muy potente con el público.

El sábado empezó con las actuaciones de los DJ Maki, Trapella y Lluís Sánchez, que calentaron el ambiente —más aún— desde primeras horas de la tarde. El momento más mediático del día llegó con Omar Montes, que demostró su carisma y magnetismo escénico. Eladio Carrión, en plena gira Don KBRN, fue el encargado de cerrar el festival, aunque también actuaron durante la tarde Denna, L-Gante o Floyymenor, éste último ofreciendo su primer show en Europa. Juan Magán propuso una sesión nostálgica repleta de hits y ritmos electrolatinos.
Más allá de la música, el Share Festival volvió a apostar por un enfoque comprometido. Se habilitaron los puntos Lila y Som.nit, donde se llevaron a cabo actividades y charlas sobre prevención del consumo de drogas, feminismo, diversidad sexual y educación afectivo-sexual, mostrando que el ocio también puede ser un espacio para el aprendizaje y la transformación social.
Con esta edición, el Share Festival no solo ha superado su récord de asistencia con un día menos de programación, sino que ha dejado claro que la música urbana, el pop de vanguardia y la electrónica pueden ir de la mano con valores sociales y una producción de primer nivel. El único reto pendiente para futuras ediciones: encontrar la forma de que el calor no sea el principal cabeza de cartel.
Gemma Ribera
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