MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA
Cinco años después de haber revolucionado su directo con un espectáculo íntimo y despojado, Pablo López recupera el alma de aquel formato nacido en 2019 con su nueva gira 360º Piano y Voz. Un concepto renovado, más envolvente y emocional, que el pasado 26 de junio llenó de magia el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Con el público rodeándolo por completo, el artista malagueño se situó en el centro del recinto, solo frente a su piano, demostrando que no necesita más para llenar el espacio. En este formato 360 grados, la conexión fue absoluta: cada nota, cada silencio, cada palabra llegaba desde el centro al corazón de todos los asistentes.
El repertorio fue un viaje honesto por sus distintas etapas: desde clásicos como El Patio, Vi, Mamá no o El Mundo, hasta temas recientes como Hijos del verbo amar, Levanta, Suplicando o El abrazo más grande de todos los tiempos. Entre canción y canción, Pablo no solo tocó: habló, rió, improvisó y se entregó como solo él sabe hacerlo. Además, como suele hacer, versionó canciones de otros artistas, lo cual agradó a sus seguidores.
Uno de los momentos más celebrados de la noche fue la aparición sorpresa de Antonio Orozco, invitado especial de esta cita en Barcelona. Juntos interpretaron Lo saben mis zapatos y El Viaje, regalando al público una dosis extra de emoción y complicidad.

Fiel a su estilo, Pablo López transformó un concierto en una experiencia emocional. Sin artificios, sin necesidad de excesos, solo con música, talento y alma. Y Barcelona lo entendió y lo devolvió con ovaciones, luces encendidas y un Palau completamente entregado.
La gira 360º Piano y Voz no es solo un formato escénico: es una declaración de intenciones. Un regreso al origen desde un lugar más maduro, más libre, y con una conexión aún más profunda con su gente.
Gemma Ribera
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