MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA
Tras asistir hace unas semanas al íntimo showcase que organizaron en Casa SEAT a modo de aperitivo, no podíamos perdernos la gran cita de Chiara Oliver en Les Nits de Barcelona el 5 de julio. En esta ocasión, la artista pisó el escenario principal del festival, un salto importante después de su gira por salas más pequeñas. Allí mostró una madurez artística que ya se atisbaba en su concierto en Barcelona el año pasado, pero que ahora se expresa con más confianza y solidez.
El escenario estaba decorado con estrellas, símbolo de lo que Chiara representa para sus seguidores, y con un universo visual que arrancaba en un delicado rosa pastel, simbolizando teóricamente esa etapa inicial, más fresca e ingenua de su carrera. La pasión y la fuerza con las que Chiara interpreta sus canciones destaca cual fruto que lentamente madura y se fortalece.
Sin duda, la extriunfita está experimentando un crecimiento natural que conecta con el público de todas las edades, desde las adolescentes que esperan horas antes hasta los padres que las acompañan a los conciertos. Con toda la banda en escena, el sonido ganó en cuerpo y textura respecto a aquel showcase en solitario en Casa SEAT, donde la cercanía era máxima pero el volumen y la riqueza musical más contenidos. Ahora, temas como La roja, La invitada o El parque suenan con una nueva profundidad que subraya el paso adelante de Chiara en pocos meses.
El repertorio mezcló los sentimientos y el imaginario de su primer EP, La libreta rosa, con la independencia y el pulso firme de La última página, el segundo EP que ha incorporado recientemente a la gira. Interpretó, entre otras, 3 de febrero, About time, una nueva versión de Tulipanes, Otra vez, Cómo aprender a volar, Bucle, Blabla y Mala Costumbre. A cada una con mayor intensidad y alegría.
Chiara Oliver confirmó en Les Nits de Barcelona que está lista para dar un gran salto en su carrera, demostrando que es capaz de emocionar y contagiar energía sin perder esa esencia tan auténtica que la define.
Gemma Ribera
Fotos: José Irún
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