CRÓNICA: Antonio Orozco brilla en Cap Roig celebrando 25 años de música y emociones

MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA

Antonio Orozco llenó el escenario de los Jardines de Cap Roig con un concierto repleto de energía, emoción y complicidad. En medio de La gira de mi vida, el cantautor de L’Hospitalet de Llobregat hizo una pausa para celebrar de una manera muy especial sus 25 años de carrera musical. La actuación, que además coincidió con el 25º aniversario del festival, se convirtió en una de las citas más esperadas del verano, con todas las entradas agotadas.

Desde el primer acorde de El tiempo no es oro, quedó claro que no sería un concierto más. El público, entregado desde el primer instante, se puso en pie para recibirlo y acompañar cada verso. Esta canción da nombre a su último disco, publicado en abril, un trabajo que él mismo define como “el mejor de su vida” y en el que reivindica el valor del tiempo, la reflexión y la necesidad de vivir el presente.

Las proyecciones de vídeos y fotografías en las dos grandes pantallas al fondo del escenario acompañaron cada canción, reforzando el mensaje de sus letras, mientras que su consolidada banda de músicos aportaba fuerza y autenticidad al espectáculo. Su voz, algo inestable al principio -seguramente por problemas técnicos- fue ganando seguridad y, poco a poco, Orozco se metió al público en el bolsillo como solo él sabe hacerlo.

A sus 52 años, interpretó siete de los trece temas inéditos del álbum y combinó sus nuevos sonidos con los himnos que han marcado su trayectoria. En los primeros compases sonaron Hoy, Que me queda y Ya lo sabes, coreadas por las más de 2.400 personas que llenaban la platea. El momento más emotivo de la noche llegó con Devuélveme la vida, cuando el cantante bajó a cantar entre el público, que lo siguió de pie, grabando y entonando cada verso.

De su nuevo trabajo interpretó piezas como Te estaba esperando, dedicada a su hijo Jan; Bebé; El problema fue la solución; y Despierta. Con La revolución, el concierto subió de intensidad y el propio artista animó al público: “¿Qué pensabais, quedaros sentados toda la noche? ¡Arriba!”. Nadie volvió a sentarse.

Uno de los instantes más personales fue con Mi héroe, dedicada a la madre de su hijo, fallecida, en la que Orozco no pudo evitar emocionarse mientras señalaba al cielo. El público, en pie, le aplaudió durante minutos, devolviéndole todo el cariño acumulado en años de fidelidad.

En ese tramo cargado de sensibilidad, interpretó clásicos como Estoy hecho de pedacitos de ti y Temblando, para ir encaminando el final con Hoy será y Lo que tú quieras soy. Intentó despedirse, pero los asistentes le reclamaron con fuerza. Entre sonrisas, confesó: “Me había prometido que iba a hablar poco, pero no puedo. Estoy desmayado de emoción”. Recordó también que Cap Roig es “un sitio precioso donde todo se alinea” y que siempre ha vivido allí momentos muy especiales.

La noche estuvo marcada por instantes de gran complicidad. Presentó a su hermano pequeño, Jesús, a quien dijo admirar profundamente, y dedicó unas emotivas palabras a una doctora presente entre el público antes de cantar Te juro que no hay un segundo que no piense en ti, compuesta para su hija Antonella.

Tras más de veinte temas, risas, lágrimas y una inyección de energía, cerró el espectáculo con Entre sobras y sobras me faltas, mientras el público seguía cantando y se negaba a abandonar el recinto. Con esta actuación, Antonio Orozco reafirmó por qué sigue siendo uno de los grandes referentes de la música española y dejó en el Festival de Cap Roig una noche para el recuerdo.

Gemma Ribera

Foto: José Irún

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