CRÓNICA: 11:11 en Razzmatazz, la magia de Ela Taubert

MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA

El 18 de septiembre, Barcelona pareció detenerse a las 11:11. En la penumbra eléctrica de Razzmatazz, las luces se tiñeron de rosa y azul, mientras cientos de voces contenían la respiración, anticipando ese instante en que la música abre un portal invisible. Entre mariposas de papel y corazones en vilo, apareció Ela Taubert, la cantautora colombiana capaz de desarmar certezas y construir refugios con cada canción. Lo que siguió no fue solo un concierto, sino un viaje emocional donde cada pregunta hallaba su eco y cada deseo se hacía audible.

El tour Preguntas a las 11:11 se siente más como un encuentro íntimo y compartido que como un espectáculo convencional. En el centro del repertorio está su primer disco homónimo, donde Ela desentraña con honestidad los paisajes del amor, el desamor y el autodescubrimiento.

Vestida de negro, con falda corta y un toque rockero, la artista tomó el control del escenario desde el primer minuto. Su cercanía y dulzura se hicieron evidentes al agradecer continuamente a los fans por acompañarla y ayudarla a cumplir su sueño. Cada canción parecía unir a todos los presentes en un mismo latido, transformando la sala en un espacio de complicidad y emoción compartida.

El repertorio navegó entre la euforia y la introspección: desde temas bailables como ¿Para Qué?, ¿Y Si Eras Tú?, ¿Quién Diría? o ¿Por Qué No Me Fui Antes?, hasta piezas más íntimas y profundas como ¿Una Vez Más?, Preguntas o ¿Trato Hecho?. La noche incluyó también la esperada colaboración con Aitana, ¿Para Qué Volver?, coreada por todo el público como uno de los puntos culminantes del concierto.

Entre canción y canción, Ela Taubert sorprendió con versiones personales de clásicos contemporáneos, reforzando su conexión con la audiencia. El cierre llegó con ¿Cómo Pasó?, su tema más escuchado, convertido en un auténtico himno para sus seguidores. Sin discursos grandilocuentes ni artificios, se despidió dejando claro por qué es una de las voces más prometedoras del pop latino: honestidad, talento y canciones que se transforman en refugio para quien las escucha.

Un final impecable para un concierto donde se demostró que la música puede ser, simplemente, un lugar seguro para sentir.

Gemma Ribera

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