CRÓNICA: La sala Paral·lel 62 vibra con el Festival Mússol, la cita solidaria de la música catalana

MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA

La sala Paral·lel 62 volvió a llenarse anoche de emoción, música y esperanza con una nueva edición del Festival Mússol, un encuentro solidario impulsado por el músico garrotxí Grabu y el road mánager de Sexenni, Joel Campo. El objetivo del evento fue, un año más, recaudar fondos para La Casa dels Xuklis, un proyecto de la asociación AFANOC que ofrece alojamiento en Barcelona a familias con niños que reciben tratamiento contra el cáncer. Con todas las entradas vendidas y un ambiente cargado de generosidad, el público vivió una velada que demostró que la música también puede sanar.

La cita reunió a ocho nombres destacados de la escena musical catalana actual: Galgo Lento, Suu, Alfred García, El Petit de Cal Eril, Mama Dousha, Alosa, Ouineta y Ginestà. Cada artista interpretó tres canciones de su repertorio, acompañado por la banda base del Mússol, integrada por Gerard López (Socunbohemio) en la guitarra y dirección musical, Pep Saula (Sexenni) en los teclados, Guillem Durante (Renaldo & Clara) al bajo, Ricard Perpinyà (Sexenni) en la batería y las coristas Giulietta Vidal (Alosa) y Emma Roca. Una combinación que permitió dar una nueva vida a temas ya conocidos y ofrecer un espectáculo tan diverso como cohesionado.

Tras una sesión inicial a cargo del DJ Trapella, el encargado de abrir la noche fue Galgo Lento, que puso en marcha el festival con una propuesta que mezcló hip-hop, R&B y soul en temas como 4, M’agrada y Tot el que t’ha passat, perteneciente a su trabajo Martinet! (Luup Records, 2023). La energía fue creciendo con la llegada de Suu, que encendió el escenario con Passen coses, emocionó con su emblemática Tant de bo —reversionada con un toque más épico gracias a la banda base— y cerró con el pegadizo Eres un temazo.

El pratense Alfred García sorprendió con una versión acústica en solitario de T’estiu, marcada por un breve contratiempo técnico que resolvió con naturalidad y humor. Ya con la banda, ofreció El meu destí, su colaboración con Carlos Sadness, y culminó su actuación con Els meus ulls, una de las piezas más coreadas por el público. A continuación, El Petit de Cal Eril aportó calma y profundidad con su característico pop introspectivo. Abrió con Ara no sé què dir-te, de su nuevo trabajo Eril, Eril, Eril (Bankrobber, 2025), y recuperó joyas como Sento y Amb tot, que arrancaron una ovación unánime.

Uno de los momentos más festivos de la noche llegó con Mama Dousha, que llenó la sala de ritmo y sonrisas con Vitamina de l’amor, la íntima Ha valgut la pena y el inevitable himno Rikiti. La conexión con el público fue inmediata, con una banda entregada y una sección rítmica que hizo vibrar cada rincón del Paral·lel 62. Tras una breve pausa, los presentadores Laura Grau y Ferran Vilajosana recordaron el propósito solidario del festival, antes de dar paso al dúo Alosa. Giulietta Vidal e Irene Romo salieron del fondo del escenario para ofrecer una actuación delicada y potente a la vez, con El forner, Nenes de ciutat y su divertida versión catalana del Aserejé, que levantó carcajadas y aplausos.

La siguiente en aparecer fue Ouineta, que irrumpió en escena reclamando con humor que Bikini Kill era su tema, antes de interpretarlo con fuerza y carisma. Su actuación continuó con Gorgeous y DMs, la canción del verano de 3Cat, desplegando toda su energía rockera y reivindicativa. El cierre de la noche corrió a cargo de Ginestà, que aportó la dosis justa de ternura y optimismo con tres temas de su último EP Només viure (Halley Records, 2025): Tot el que ens queda, Deixar-se anar de la mà —en la que Júlia Serrasolsas asumió las voces originalmente cantadas por Laia Manzanares— y la luminosa Només viure, que sirvió como broche final a una velada inolvidable.

El público despidió el concierto en pie, entre aplausos y abrazos, consciente de haber formado parte de algo más grande que un simple espectáculo. El Festival Mússol volvió a demostrar que la música tiene el poder de unir, de emocionar y de transformar. Una noche donde cada nota, cada verso y cada sonrisa contribuyeron a un mismo fin: hacer más llevadero el camino de quienes luchan contra el cáncer infantil.

Texto: Gemma Ribera
Fotos: Maria Cortasa > © COMOexplicARTE

 

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