REVIEW #CINE: ‘Frontera’, un thriller histórico que mira la Guerra desde la ética y la memoria

Frontera es la nueva película de Judith Colell. En ella, directora confirma su compromiso con un cine que observa lo humano desde la contención y la memoria. Después de su paso por la República Dominicana con 15 horas, Colell regresa a su tierra para contar una historia situada en los Pirineos durante la Segunda Guerra Mundial, pero que, en realidad, habla de heridas todavía abiertas de la Guerra Civil española. El resultado es un thriller histórico que se mueve entre el drama moral y la épica silenciosa de quienes se atrevieron a desobedecer.

Miki Esparbé interpreta a Manel Grau, un funcionario de aduana marcado por su pasado republicano que, pese a las órdenes del régimen franquista, decide ayudar en secreto a los judíos que intentan cruzar los Pirineos para huir del nazismo. A su lado, Bruna Cusí da vida a Juliana, una vecina del pueblo decidida y empática que se implica en la causa con valentía y convicción. La complicidad entre ambos personajes sostiene la tensión emocional del relato, mientras Maria Rodríguez Soto, en el papel de Mercè —la esposa de Manel—, aporta el contrapunto doméstico y emocional, mostrando cómo la guerra también se libra en el interior de las casas.

Colell filma con sensibilidad, sin subrayados ni dramatismos innecesarios, y convierte el paisaje del Pallars en un personaje más: los valles y el silencio funcionan como testigos de la resistencia y del miedo. El guion de Miguel Ibáñez Monroy y Gerard Giménez combina hechos reales con ficción y acierta al mostrar cómo la frontera no es solo geográfica, sino también moral: entre el deber y la compasión, entre la obediencia y la dignidad.

Con ciertos personajes en su contra —como el alcalde del pueblo, interpretado por Jordi Sánchez—, la historia avanza hacia un terreno cada vez más oscuro y violento. Los secundarios más relevantes son Asier Etxeandía, Kevin Janssens y Joren Seldeslachts, ya que aportan solidez. Lo que ocurre es que el plan humanitario que impulsa a los protagonistas empieza a mostrar grietas, y la película acierta al retratar cómo la bondad puede convertirse en una carga insoportable cuando todo se derrumba alrededor. En ese punto, los personajes dejan de ser héroes anónimos para convertirse en objetivos fáciles, marcados por la sospecha y el miedo.

Aun así, Frontera acusa cierta rigidez formal. La narrativa avanza con un pulso constante, a veces demasiado sereno, que resta intensidad a los momentos de mayor dramatismo. El tono sobrio, marca de la casa Colell, funciona para el retrato íntimo, pero deja la sensación de que el film podría haber explorado con más riesgo su dimensión de thriller.

El conjunto, sin embargo, desprende autenticidad. Esparbé se confirma como un actor capaz de habitar la contención sin rigidez, y Rodríguez Soto aporta una presencia serena que encarna perfectamente el dolor silencioso de la posguerra. La alternancia de catalán y francés refuerza la verosimilitud del relato y ancla la historia en una identidad lingüística y cultural que pocas veces el cine aborda con tanta naturalidad.

¿Por qué verla?

Frontera no elude las consecuencias de los actos de resistencia; al contrario, las expone con crudeza y sin moralismos. Combina con acierto dos planos históricos que raramente se cruzan en el cine: una Guerra Civil recién terminada, que aún condiciona la vida de los españoles, y una Segunda Guerra Mundial en pleno apogeo nazi, que empuja a miles de judíos a huir por los mismos pasos fronterizos. Dos realidades que conviven y se reflejan, unidas por la vulnerabilidad humana y la necesidad de elegir entre el miedo y la solidaridad. El film tendrá su premiere en la Seminci de Valladolid a finales de octubre y llegará a los cines el 12 de diciembre, justo a tiempo para la temporada de premios.

Valoración: ★★★

Texto: Gemma Ribera

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Aquí el tráiler:

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