PRESENTACIÓN #TV: Así revive el 23-F ‘Anatomía de un instante’, la serie que abre Serielizados Fest 2025

TELEVISIÓN – BARCELONA – PRESENTACIÓN

Partiendo del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, Anatomía de un instante vuelve a mirar uno de los capítulos más tensos y definitorios de la democracia española: el momento en que el país todavía no sabía si su futuro sería libertad o regresión.

Cuando el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero irrumpió en el Congreso pistola en mano, entre gritos, disparos al techo y diputados agazapados buscando protección, solo tres figuras permanecieron firmes en sus escaños. Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y Manuel Gutiérrez Mellado—tres hombres con biografías opuestas y cargas políticas distintas—encarnaron, sin pretenderlo, un gesto que pasaría a la historia: seguir sentados como acto de resistencia.

Ese instante congelado —repetido, estudiado y reinterpretado durante décadas— es el punto de partida de la nueva serie dirigida por Alberto Rodríguez, que convierte la memoria en relato cinematográfico y la tensión política en pulso dramático. Más allá de la recreación del Congreso, la ficción no se limita a recrear el 23-F: lo disecciona, lo contextualiza y lo humaniza para comprender qué llevó a cada uno de sus protagonistas a mantenerse —o no— en pie.

Tras su estreno oficial en el Festival de San Sebastián, donde despertó expectación y elogios, Anatomía de un instante llega ahora a Barcelona para abrir la duodécima edición del Serielizados Fest. El director sevillano —que este año ya sorprendió con Los Tigres— presenta su adaptación de la obra literaria de Javier Cercas acompañado del creador Fran Araújo y de Álvaro Morte, encargado de dar vida a Adolfo Suárez en una interpretación cargada de contención, dignidad y vértigo emocional.

Transformar un ensayo-crónica en una serie de solo cuatro episodios de cuarenta minutos exigía tomar decisiones drásticas. “Síntesis, adaptación y condensación”, resumió Araújo. La serie reúne el material suficiente para entender las motivaciones íntimas y políticas de quienes resistieron, así como también de quienes empuñaron la violencia. Cada episodio abraza un tono distinto, casi como si cada protagonista reclamara su propio lenguaje. El último capítulo —centrado por completo en el golpe— es, según Rodríguez, un viaje emocional hacia atrás para entender la psicología de los golpistas y las causas que precedieron el estallido.

En esta ficción coral no hay caricaturas ni bustos intocables; hay seres humanos atravesados por dudas, lealtades frágiles y contradicciones. “No queríamos retratos fáciles ni caricaturas”, señaló Rodríguez durante la presentación en Barcelona. “La Transición fue un territorio de complejidad, traiciones y decisiones difíciles. Era importante transmitir eso.” La producción incluso filmó en el Congreso de los Diputados durante tres días intensos, rodando por secciones para no interferir en la actividad institucional y cambiando todo lo posible para devolverlo a 1981.

Al hablar de Suarez y la exposición de la humanidad frente al mito, Álvaro Morte se prepara para posibles comparaciones, pero llega blindado por rigor y respeto. “Estábamos acojonados,” confesó entre sonrisas. “Queríamos evitar la imitación y la farsa. Primero el ser humano, luego el símbolo.” Rodríguez fue directo: “No hay actor en este país con la presencia presidencial de Álvaro Morte. Elegancia, convicción… eso no se aprende.” Ambos coincidieron en que el trabajo fue minucioso: gestualidad, tono, movimiento, caracterización y un esfuerzo colectivo de maquillaje y vestuario fueron clave para construir al hombre antes que al personaje histórico.

El reparto es esencial en este viaje a la microhistoria del poder. A Álvaro Morte le acompañan Eduard Fernández como Santiago Carrillo, firme, sereno, casi imperturbable; y Manolo Solo da vida a Gutiérrez Mellado, el militar que defendió la democracia de pie, encarando a los golpistas. Frente a ellos, David Lorente se convierte en un Antonio Tejero decidido, casi incendiario, y la serie amplía su mirada a otras figuras clave: Miki Esparbé como Juan Carlos I, Óscar de la Fuente como Milans del Bosch, Juanma Navas como Armada, Alejandra Onieva como Carmen Díez de Rivera, Pedro Casablanc como Teodulfo Lagunero y Manuela Paso como Carmen Blasco.

España ha hecho poca ficción política por temor a incomodar. La serie decide no caer en sesgos ni pasar de puntillas. “No pretendemos blanquear ni hacer apología”, afirmó Araújo. Para Morte, el proyecto encierra una responsabilidad colectiva: “Ojalá sigamos contando nuestra historia. Sería peligroso retroceder.” El actor gaditano explicó también por qué decidió no contactar a la familia Suárez durante el proceso: evitar condicionamientos emocionales. “Ahora, cuando lo vean, sí me gustaría tomar un café con ellos y escuchar su opinión.”

Araújo lo tiene claro “No renunciamos a la complejidad, pero buscamos un tono claro. Queríamos que incluso un joven de 14 años pudiera seguirla.” Quizá ese sea el mayor logro de Anatomía de un instante: recordar que la historia no es un monumento inmóvil, sino un terreno vivo y disputado. Que la democracia no se hereda: se sostiene, se defiende y se reinterpreta.

Con Anatomía de un instante, la ficción española vuelve a demostrar que su madurez creativa no solo reside en deslumbrar con thrillers contemporáneos o relatos intimistas, sino también en volver la mirada al pasado sin miedo a cuestionarlo. La serie no ofrece respuestas definitivas —y tal vez ahí radica su valor—, sino que invita a convivir con las preguntas: ¿Quiénes somos como país cuando la Historia nos grita de frente? ¿Qué sostiene realmente una democracia en el momento más frágil? Se podrá ver en Movistar+ a partir del 20 de noviembre de 2025.

Gemma Ribera

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