CRÓNICA: Antonio Orozco, doblete de emociones en el Palau Sant Jordi

MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA

A las 21h del 29 de noviembre, Antonio Orozco volvió al Palau Sant Jordi para celebrar 25 años de carrera con la segunda noche de su gira especial. El recinto vibraba con un público entregado: luces de móviles, voces al unísono y una atmósfera cargada de nostalgia y emoción.

El concierto funcionó como un recorrido vital, un repaso emocional que confirmó el estado de gracia en el que se encuentra el artista. Con todo vendido —dos noches consecutivas, por primera vez en su trayectoria—, Orozco se mostró más expansivo y poderoso que nunca, respaldado por una banda -sus fieles guitarras, teclados, bajo y batería- cómplice y un público dispuesto a acompañarlo en cada giro del viaje.

El catalán subió al escenario con total naturalidad, dejando que su voz rasgada y honesta marcara el ritmo de la noche. Su interpretación logró que temas recientes y clásicos coexistieran con equilibrio, sin saturar el espectáculo. Desde el arranque quedó claro que La Gira de Mi Vida hacía honor a su nombre. El nuevo material, especialmente El tiempo no es oro, se integró como columna vertebral del espectáculo y marcó un tono confesional que luego se iría entrelazando con los grandes éxitos. Orozco utilizó imágenes de sí mismo envejecido mediante inteligencia artificial para introducir el paso del tiempo como un personaje más del show, un recurso que acentuó la idea de perspectiva y de celebración de lo vivido.

Habiendo asistido al concierto que ofreció en el Festival de Cap Roig este verano, hubo interludios, transiciones y canciones con arreglos que ya presenciamos, pero en el universo Orozco, cada noche se vive de una forma distinta. Damos fe de ello. En este caso, entre canción y canción, el artista conversó con el público, compartió anécdotas y dejó silencios cargados de sentido, como si cada frase formara parte de un relato mayor.

El repertorio avanzó con seguridad entre épocas: Hoy, Ya lo sabes, Llegará o Devuélveme la vida hicieron vibrar al recinto, que acompañó cada estribillo como si formara parte del propio guion del concierto. Hubo también guiños inesperados, como el momento en que Qué me queda desembocó en el magnetismo rítmico de Seven Nation Army, celebrando esa virtud suya de fundir emociones intensas con instantes de pura electricidad. Los nuevos temas como Te estaba esperando, El problema fue la solución o Despierta mostraron la firmeza del Orozco actual, un artista que no se limita a revisitar su pasado, sino que lo utiliza como plataforma para seguir creciendo.

Nos deleitó con Mi héroe contagiando la emoción y nos sorprendió con Te juro que no hay un momento que no piense en ti en catalán, versión que ha grabado este año para La Marató de 3Cat. Tras un bloque de sentimentalismo, llegó el tramo final, marcado por la ceremonia simbólica de soplar las velas: un gesto que representó un cuarto de siglo de canciones, carretera, pérdidas, resiliencia y reinvención.

El público, que no dejó un solo hueco al silencio durante las dos horas de concierto, acompañó la celebración con la misma energía con la que había vivido cada minuto del espectáculo. Tras presentar a sus músicos y agradecer una vez más el cariño recibido, Orozco protagonizó el último gran estallido de la noche: anunció que el fin de gira será el 22 de diciembre de 2026, de nuevo en el Palau Sant Jordi, cerrando así un ciclo que, lejos de despedirse, parece impulsarlo hacia una etapa aún más próspera.

Si te quedaste con las ganas de verle en directo y no puedes esperar tano tiempo, que conste que el próximo 4 de diciembre de 2025 Antonio Orozco ofrece un concierto 100% solidario en Luz de Gas.

Gemma Ribera
© COMOexplicARTE

 

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