CINE – NACIONAL – ENTREVISTA
Que nadie duerma es la nueva película del realizador madrileño Antonio Méndez Esparza. Experto en el género documental, se atreve a adaptar al cine la novela homónima de Juan José Millas, publicada en 2018. La historia va sobre una mujer que tras ser despedida decide trabajar como taxista. Recorriendo las calles de Madrid, Lucía acaba embarcándose en una venganza en contra de aquellos que le han robado su vida ideal.
C.E: ¿Qué ha supuesto para ti entrar en el mundo fantástico de la literatura de Millás?
Bueno, ha sido un viaje, un viaje muy loco, muy cierto. Un viaje que me ha llevado por caminos que ni yo misma pensé que iba a transitar. Las novelas de Millán me parecen muy complejas como para poder llevarlas al cine. Yo leí la novela pero no sabía si se acierta cuál era la intención de Antonio. Cuando terminé de leer la novela, pensé en una estructura de unos pensamientos de una mujer que cree que se va transformando en pájaro o se transforma en pájaro de verdad. Quién sabe. Todo eso dije “¿y esto cómo lo harán?” Porque yo me imaginaba que iba a interpretar a una especie de birmano y que íbamos a ir al Festival de Sitges, o que iba a ser todo como mucho más de ciencia ficción, fantástico. Pero, mira, al final, todo se fue dando de una manera más común dentro de la normalidad y me fui adentrando en la complejidad que tiene la cabeza de Lucía. He ido transitando a medida que lo he ido construyendo.
C.E: Thriller, drama, acción, fábula, comedia negra… ¿Es una película única de un género inclasificable?
Sí, así es. Hay muchas películas dentro de Que nadie duerma. A mí me llamó la atención.
C.E: Hay una escena en la que surge una pregunta clave con una respuesta clara por parte de la protagonista. “¿Qué le diría la vida real a la ficción?” Y tú dices: «Que no mienta”. Fuera del personaje, como actriz, ¿Qué responderías?
Es una pregunta curiosa, ¿no? Y es verdad, muchas veces la realidad supera a la ficción, tal como se dice. Creo que todos los que nos dedicamos a esto, ya sea literatura, pintura, escultura, música… Estamos jugando con la realidad. Nos pasamos la vida interpretando, reinterpretando, reinventándola y tratando de explicarnos, ¿no? Eso es lo que hacemos los artistas de alguna forma con la realidad.
C.E: La nueva vida de Lucia empieza a ser mucho más excitante a la que se rodea de amores prohibidos, nuevas amistades peligrosas… ¿Cómo trabajaste el imaginario de la protagonista?
Te diría que hicimos un calentamiento y entrenamos como si fuéramos a correr una maratón. Una maratón muy larga. (ríe). Lo que hicimos fue prepararnos bien. Traté de empaparme del universo de Lucía. Traté de imbuirme en su barrio, estuve mucho tiempo en Usera, aunque ya la conocía, pero como transitando un poco los sitios por los que ella pasaba. Me apunté a clases de canto… y hay una compañera taxista ¡Ya los llamo compañeros porque me siento una más! (ríe) con la que pasé una semana dando vueltas por Madrid, observando cómo era su día a día, su rutina. Trabajé codo a codo con Antonio, haciendo improvisaciones, charlando acerca de mi vida, de la de Lucía, de lo que soñábamos… Todo eso fue el trabajo previo, luego llegó el rodaje, y en el rodaje fuimos amasando el día a día. Una cosa que estoy diciendo mucho en las entrevistas es que todo el proceso de ensayo en donde era “prueba y error” constante y jugábamos con la improvisación, yo pensé que luego iba a llegar el día del rodaje e iba a estar todo como más armado, ¿no? Y me equivoqué.
C.E: Entonces, la improvisación ha jugado un papel importante en el proceso de preparación…
Claro. Entonces me di cuenta de dónde me había metido, en unos mundos llenos de preguntas donde era todo incierto, pero muy apasionante. A la larga, mirando hacia atrás, pienso que, para que realmente aparezcan cosas verdaderas, ingeniosas y que ni yo misma me esperaba, hay que hacer todo ese trabajo y meterse en esa incertidumbre. Cuando uno improvisa, hay mucha imperfección, mucho ridículo, mucha suciedad. No es grato a veces, sobre todo si uno mismo se empieza a exigir dudando qué van a hacer con todo este material. Pero vaya, valió la pena el esfuerzo.
C.E: El viaje interno de Lucia es brutal y, a nivel interpretativo has sido toda una sorpresa este papel. ¿Te sientes más cómoda haciendo comedia o con el drama?
Es verdad que he hecho mucha comedia, pero me considero una “cómica dramática”. Siempre pienso que a lo mejor es mi sello, mi estilo, no lo sé. Ya te lo diré dentro de unos años, cuando aprenda cómo se hace esto de actuar (ríe). He trabajado mucho haciendo comedia, pero tengo la fortuna de haber participado en proyectos de teatro que son más dramáticos. En esta película, en concreto, la dificultad no ha sido pensar que estoy en comedia, en thriller o lo que sea, sino trabajar con Antonio. Esa ha sido la gran dificultad.
C.E: ¿Qué te dijo Antonio al ofrecerte el personaje?
No es que él haya escrito para mí, sino que él me pensó, soñó conmigo o me imaginó en este personaje. Según cuenta, él vio una serie que yo hice hace unos años, que se llamaba Vergüenza, donde yo era la mujer de Javier Gutiérrez. Era una serie muy bizarra y muy disparada y muy incómoda, donde sí que daba la sensación de que la forma de trabajar era con improvisaciones, aunque luego no era tan así. Él me vio en esa tesitura fresca y natural y ahí me imaginó en la piel de Lucía. Se sumó lo que estaba viendo con el pensamiento de que yo me podría introducir en la forma que él tiene de trabajar. Es un personaje queno es que estuvieras plasmado por Clara Rockett y Antonio, sino que se fue metamorfoseando, fue mutando y lo fuimos construyendo entre todos.
C.E: ¿Puede que el amor siempre acabe venciendo al odio?
Uf, no lo sé. La peli es interesante en la medida que uno puede sacar muchas conclusiones, y obviamente eso es fantástico. Esa es una bonita reflexión. En el fondo lo que Lucía busca durante toda la película es ser amada y ser valorada, pero bueno también ser amada por ella misma, que es lo que creo que al final ocurre. Da la vuelta al hecho de que todos la hayan maltratado, cambia de piel y para ello tiene que hacer toda una catarsis que no se sabe hasta qué punto es cierta o no. Sea lo que sea, sí que ella se transforma y empieza una nueva vida.
C.E: Es como resurgir como el ave Fénix. ¿Verdad?
Exacto, un despertar maduro.
C.E: Antes del estreno ya has recibido nominaciones a algunos premios y la película tiene muy buena crítica. ¿Cómo te sientes al respecto?
Estoy contenta, estoy expectante a ver cómo resulta. Quiero ver cuál es la devolución del público de la calle, que es lo que yo creo que más importa. Obviamente sí, me parece que está interesando y que la película gusta. ¡Es tan difícil hacer una peli redonda!
C.E: ¡Gracias y mucha suerte!
M.A: A ti.
Entrevista: Gemma Ribera
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