MÚSICA – ESPAÑA – CRÓNICA
Pablo Alboran ha puesto esta noche, 23 de octubre, punto y final a su Tour Terral España actuando en el Palau Sant Jordi de Barcelona, por tercera vez en el 2015 con las entradas agotadas, entregándose con el alma en pie antes de tomarse un descanso de unos dos años en su carrera musical.
El concierto ha abierto con Está Permitido, una canción positiva, que se encarga de abrir también el álbum, para que el público comenzara a saltar y vibrar desde el minuto uno hasta el final, donde Vívela, su nuevo single, sonaba después de casi dos horas y media desprendiendo la misma energía o más, si cabe, que al inicio. Hay que comentar que temas como Recuérdame, Por fin, Miedo o Te he echado de menos, que ya ponen la piel de gallina cuando se escuchan en el disco, en directo, suenan con la dulzura y la voz de Pablo de tal manera que consiguen acariciar y besar el alma de todo aquél que está presente, y, asimismo, otras canciones como Pasos de cero, Éxtasis o Volver a Empezar, suben la adrenalina y la temperatura, logrando alterar los sentidos a causa de los sensuales movimientos de cadera del malagueño y la garra con la que vive cada segundo de canción.
Recordar Quién y sobretodo Tanto ha sido muy emocionante, pero el momento cumbre ha llegado cuando el Palau se ha iluminado completamente al compás de la música, fusionándose con las luces, para formar un mosaico en homenaje al disco, la gira y todo lo que Terral ha originado. Tras unos instantes frente a miles de carteles con la frase «Gracias por Terral», Pablo caía rendido a los pies de «su familia», como el se dirige a los seguidores, y, medio afónico, a poco tiempo de derramar alguna lágrima, devolvía palabras bonitas y de agradecimiento una y otra vez antes de intentar proseguir.
El cantante ha demostrado hacerlo todo bien porque, además de cantar canciones de todo su amplio repertorio, se ha arrancado con una pieza de flamenco a todo pulmón, ha tocado la guitarra de todas las formas posibles y se ha atrevido con los bongos para dar ritmo a algunas canciones. Se le ha podido ver bailando y disfrutando como un niño pequeño al lado de su banda, formada por Adrián Schinoff (teclista y director musical), Lolo Álvarez (guitarrista), Porty (guitarrista), Carlos Martín (metales, percusión y teclado), Antonio de Haro (bajista) y Jorge García (batería), que en conjunto hace posible que temas como Dónde está el amor, Quimera, El Beso, Perdóname o Despídete suenen de maravilla, cada una con su propio estilo.
¿El regalo más grande? Para superar su combinación de Solamente tú con Ningú més que tu, la versión en catalán, como ha hecho ya anteriormente en Catalunya, ha interpretado con especial cariño Paraules d’Amor del maestro Joan Manuel Serrat con la que se ha ganado un inmenso aplauso. Algunos dirán que Pablo Alborán solo hace baladas y es muy lineal, pero lo cierto es que en un concierto suyo es donde mejor se puede comprobar el gran potencial y la variedad de canciones y de público, ya que su música es apta para todos los corazones, algunos de los cuales vienen de fuera viajando con banderas y atuendos decorativos, algunos que hacen cola durante semanas y otros que visitan el recinto a última hora, pero todos asisten con las mismas ganas de pasarlo bien y disfrutar de una velada irrepetible. Porque si, cada concierto puede parecer el mismo, pero siempre hay algo que lo hace distinto al resto y por ello vale la pena vivirlo.
La presentación de su último disco Terral le hizo viajar, en la primera fase de la gira, por toda Latinoamérica con el cartel de sold out en numerosas ocasiones hasta llegar a su tierra, nuestro país, donde también ha recorrido una larga lista de ciudades con repletos recintos gracias a sus fans, siempre tan fieles. Ahora es el turno de los Estados Unidos… seguro que también con mucho amor y éxito por dar y recibir.
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Texto y fotos: Gemma Ribera
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