CINE – ESPAÑA – CRITICA
El director Oskar Santos ha dado una nueva vida a los tebeos infantiles de Zipi y Zape que el historietista José Escobar desarrolló hace más de 65 años. Las viñetas humorísticas sobre las aventuras de este par de hermanos tan traviesos llegaron por primera vez a la gran pantalla en el 2013 con Zipi y Zape y el club de la canica. Dado su éxito y originalidad, Oskar Santos decidió apostar por un nuevo guión contando nuevamente con la ayuda de Jorge Lara. De ahí sale ahora la segunda entrega: Zipi y Zape y la isla del capitán, la cual el próximo viernes 29 se estrena en los cines de nuestro país.
Zipi y Zape, en esta ocasión, hacen tal trastada en plenas Navidades que sus padres deciden castigarles sin vacaciones y llevárselos a un supuesto viaje en barco por cuestiones laborales. La familia pone rumbo a una indiscreta isla cuando una tormenta les desorienta y se ven obligados a pasar la noche en el «Hogar de la infancia», una mansión donde la Señorita Pam tutoriza a un montón de niños huérfanos o abandonados sin imponer a los pequeños ni reglas ni órdenes. Todo marcha bien hasta que los padres de Zipi y Zape desaparecen en medio de la noche de forma repentina y misteriosa, pero gracias a la colaboración de otros personajes como Pipi, Maqui y Flequi, los hermanos descubren que en ese orfanato hay gato encerrado.
La premisa, la estructura o mejor dicho, las pautas del guión de esta película, son prácticamente las mismas que las de su predecesora. Por su cuidada estética y la precisión en el diseño de producción, es un film que se asemeja mucho más al cine aventurero de los 80 que a los clásicos tebeos, si hablamos de agradar y entretener al público infantil como objetivo principal.
Lo que si que cambia es el reparto. En el bando infantil, Raúl Rivas y Daniel Cerezo, los antiguos Zipi y Zape, ceden su papel a Teo Planell y Toni Gómez. No muy expertos, pero correctos, ya que también encajan bien. En el bando de los adultos, Elena Anaya interpreta a la Señorita Pam, y se la ve radiante disfrutando del privilegio de poder ser una niña grande. Pese a la participación de otros actores como Jorge Bosch, Fermí Reixach o Juan Codina y aun teniendo en cuenta que Zipi y Zape son las estrellas de este largometraje, cabe afirmar que los personajes femeninos sobresalen, porque por si no bastara con una excelente Anaya, Goizalde Nuñez saca su lado más cómico y provoca más risas que nadie.
La mayor fuente de inspiración de su precedente era Los Goonies. Sin embargo, aquí el referente más claro es La isla del tesoro, y ese cambio se nota tanto en la narrativa como en el acabado visual.
Inicialmente, Zipi y Zape y la isla del capitán lanza un mensaje que a simple vista da a entender que los hijos pueden ser felices sin los padres e incluso pueden vivir mejor y ser más libres sin ellos, cosa que no es muy agradable oír. Por suerte y como es lógico en cualquier película familiar, el desequilibrio que el relato sufre en un primer momento se va arreglando a medida que el discurso va cobrando fuerza y el metraje va soltando los efectos especiales para otorgar un toque mágico y conseguir que no se vea tan forzado.
Puede que no sea una película que va ascendiendo por culpa de algunos altibajos a nivel de guión, pero lo cierto es que la moraleja final resulta muy interesante, igual que la recreación de las últimas escenas.
- ¿Por qué verla?
Zipi y Zape y la isla del capitán es un pasatiempo. No es una maravilla pero se trata de una obra gamberra cuyo argumento contiene referencias a míticos personajes literarios para, de esta manera, poder enseñar a los niños quienes eran los protagonistas de novelas y cintas en la época en la que los padres eran jóvenes, y, al mismo tiempo, introducir guiños que hacen que los adultos recuerden su pasado y su niñez y se sientan a gusto con lo que están viendo. Algunos errores de la primera entrega estan corregidos, otros no, pero si la viste, ésta no te va a decepcionar.
Valoración: ✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: