MÚSICA – ESPAÑA – CRÓNICA
Los deseos de la audiencia se han hecho realidad: tras el bombo que se ha dado al fenómeno Operación Triunfo en los últimos meses, TVE ha confirmado que OT vuelve a la televisión en otoño con una nueva edición. De entre todos los ex-triunfitos que han pasado por la historia del programa en estos 15 años, hay uno que ha conquistado el mundo entero. A día de hoy, ¿quién no conoce a David Bisbal y a su Ave María? El almeriense de los rizos dorados –que ahora luce pelo corto- está de gira con Hijos del mar, su sexto disco de estudio. El pasado viernes 16 de junio se subió al Palau Sant Jordi de Barcelona con la misma energía que lo hizo en el primer concierto que dio en la Ciudad Condal y sin patadas voladoras ni rizos sedujo igual a asistentes venidos de todo el mundo.
Dicen que el gran trabajo de los DJ consiste en hacer mover, saltar y vibrar a una masa de gente, pero lo cierto es que a David Bisbal no le hace falta la mesa de mezclas. Él no paró quieto durante las dos horas de concierto y, por consiguiente, la legión de seguidores que tuvo en frente tampoco. Es un animador que sabe meterse al público en el bolsillo a base de palmas, brazos al aire, saltos y generando mucha complicidad a través de sus canciones y los gestos de cariño.
Parece que para Bisbal el tiempo no haya pasado, pues cada vez que aparece en escena, demuestra que en el fondo sigue siendo ese niño travieso que soñaba con cantar de la noche al día y sorprender a la gente. Con su música le habla al amor, al desamor y a las injusticias; y lo hace usando su admirable chorro de voz –porque es bastante gritón, sí, pero no desafina nada-. Su larga trayectoria, sólida y bien dirigida, le ha convertido en uno de los artistas españoles con mayor proyección internacional, acompañado siempre por un contenido musical de calidad que ha ido evolucionando a la par que lo ha hecho el propio artista.
A su parada en Barcelona dentro del #HijosdelMarTour2017 el sonido de los micrófonos no era el más adecuado, lo que causó que en determinados momentos los agudos y vibratos que entonaba fueran estridentes. Éste es el único punto negativo que se nos ocurre del concierto, ya que por lo demás fue un SHOW con todas las letras: festivo y emotivo a partes iguales y muy, muy actual.
En esta nueva etapa protagonizada por su último disco, Bisbal y su banda querían combinar varios estilos musicales para ir más allá de los ritmos latinos y ofrecer algo diferente a las clásicas canciones melódicas. Por ello, el álbum y los directos están llenos de electrónica, un género más propio de festivales multitudinarios que de conciertos de solistas como él.
Empezó cantando ‘Mi norte es tu sur’ y ‘Antes que no’, pero a los pocos minutos ya comenzaron a desfilar ‘Esclavo de sus besos’ y otros éxitos bailables que dieron opción a juegos de luces en escena y coros al unísono en gradas y pista. «Bona nit Barcelona!» es la típica frase que los cantantes se aprenden nada más aterrizar en la capital catalana para abrir sus conciertos, pero Bisbal se atrevió a pronunciar en catalán “Per tothom, un petó. Gràcies Barcelona”, frase que vino tras la romántica ‘Quiero perderme en tu cuerpo’. Acto seguido, ‘Culpable’ y ‘El Ruido’ salieron disparadas como si de flechas de Cupido se tratasen, ya que las dos baladas fueron directas al corazón de los asistentes.
Americana roja fuera. Con una camisa blanca medio desabrochada se presentaba el cantante para interpretar ‘Si pero no’, y sin descanso llegaba 10 mil maneras’, tema incluido en el disco anterior. Y se desnudó más, sí, pero ésta vez no físicamente sino que desnudó su alma: Hora de montar un set acústico con Bisbal sentado en el centro y cinco músicos a su alrededor para proseguir con un medley formado por ‘Como la primera vez’, Esta ausencia’, ‘Amar es lo que quiero’ y ‘24 horas’. El momento más íntimo de la noche, sin duda.
El hecho de colaborar con Unicef le ha permitido crear la canción ‘Duele demasiado’, un puñal lleno de verdades que ha añadido al disco Hijos del mar. «Alcemos la voz por los niños», comentaba antes de cantarla. Aunque el cielo iba oscureciendo, llegados a ese punto de la velada el almeriense confesó: “Ojalá no amaneciera hoy para quedarme todo el rato cantando con vosotros”. Suena muy espontáneo, pero no lo es, se trata del discurso idóneo para presentar ‘No amanece’, junto a una rockera ‘Calentando voy’ y a las estimadas ‘Como será’ y ‘Silencio’.
Para calmar un poco la llama de la pasión encendida, procedió con una contundente ‘Lo tenga o no’, canción que afirma es la más especial porque va dedicada a su actual pareja, ese amor que por mucho que tarde, siempre llega. El Palau Sant Jordi podría haber enmudecido pero sin embargo cantó con él ‘Dígale’, la balada más sentida que fue interpretada a piano y voz. ‘Mi princesa’, otra de las joyas del repertorio, la ha interpretado a dúo con un invitado de lujo: Roger, participante de la segunda edición de La Voz Kids que eligió al artista como coach.
‘Fiebre’, su single más reciente, es una propuesta musical distinta a lo que nos tiene acostumbrados, pero es parte de la evolución personal y profesional que comentábamos. La temperatura volvió a subir en la recta final del concierto gracias también a los arreglos de instrumentación que hicieron de los veteranos ‘Lloraré las penas’, ‘Torre de Babel’ y ‘Ave María’ unos temas latinos perfectamente adaptados al sonido que reina en el 2017. El bis es un remix de sus mejores hits con versiones modernizadas que van adornadas con rayos de luz. No son pocos los que ya reclaman que se publique el ‘Ave María remix oficial’ para pincharlo en discotecas… y nosotros, tras estar ahí y escucharlo, nos unimos a la petición, la verdad.
Texto: Gemma Ribera
Fotos: Cedidas por VicArt > © COMOexplicARTE
comoexplicarte.com 