CINE – INTERNACIONAL – CRÍTICA
Jamie Bell (el niño de Billy Elliot) y Annette Bening reproducen en la nueva película del director Paul McGuigan la relación que mantuvieron Pete Turner y Gloria Grahame durante los dos últimos años de vida de la diva de Hollywood. La que fuera ganadora del Óscar por Cautivos del mal (1952), en la década de los 70 cayó enferma y quedó postrada en Liverpool, ciudad donde no quería desaparecer. Las memorias escritas por su joven amante durante esa etapa de «exilio británico» dan lugar a Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, una cinta que duele, pero que a su vez cura.
Una grave enfermedad fue el motivo real de la ruptura de la extraña pareja formada por la veterana actriz de Hollywood y el amateur de Liverpool. Ella no hizo caso de los consejos médicos y optó por evadirse y huir lejos de los EE.UU, y fue entonces cuando llamó a su amante para confesarle su estado de salud. Turner recibió de inmediato la señal de auxilio y junto a su familia se hizo cargo de ella hasta el final de sus días.
En la película, el foco está puesto en la historia de amor surgida entre ambos. Y es que la diferencia de edad no es un obstáculo si los sentimientos son verdaderos. El guion firmado por Matt Greenhalgh está estructurado de tal modo que la narración oscila entre los primeros días de encuentro entre Pete y Gloria y la última fase de su relación. Dado que el contexto que envuelve la trama ya es suficientemente dramático, triste y duro; el equipo ha querido poner énfasis en aspectos positivos como el afecto, la protección o simplemente el amor como tal.
Director y guionista buscaban, a través de un diálogo inteligente y de la pureza de las imágenes, profundizar en la idea de qué todo ser humano debe ser consciente de dónde viene, adónde va y qué o a quién quiere en su camino. No importan las interferencias que se creen de por medio. Puede que las estrellas de cine mueran en Liverpool, o no. Qué más da. Lo principal es disfrutar de cada instante hasta que llegue el momento de despedirse.
El montaje tiene fijación en enseñar todos los puntos de vista posibles, y quizá, para que funcionase mejor, debería centrarse más en un único punto como el de la actriz norteamericana. Algunos decorados digitales desajustan un poco la calidad de la fotografía, pero en general la ambientación está muy cuidada y proporciona esa sensación de calidez y pasión que la propia historia pide.
- ¿Por qué verla?
Annette Bening está espléndida en la piel de Gloria Grahame. Y no digo que Bell no lo esté como Burner porque justo estoy de acuerdo en que es su mejor interpretación desde Billy Elliot, pero es que solo por la química que hay entre los dos, merece la pena. Bening podría llevarse un Óscar perfectamente por la manera y la delicadeza con la que rinde homenaje a la figura de Gloria Grahame.
Valoración: ✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: