MÚSICA – ESPAÑA – CRÓNICA
“Donde la hiedra no se atreve a trepar y amanece en secreto…” con estos versos abría anoche Vetusta Morla su show tras el paso de Maria Arnal i Marcel Bages por el escenario del Palau Sant Jordi. Intro, música, luces y acción. Una vez concluido el tema que da nombre a su último disco y a la gira, Mismo sitio, distinto lugar; interpretaron Deséame suerte, cosa que ellos no necesitaban en absoluto. El Palau no estaba lleno al competo, pero todos los presentes gritaron y aplaudieron cada canción y cada discurso como si la noche nunca fuese a acabar. El grupo madrileño cantó mucho, sí, pero también tuvo tiempo para hablar de cuestiones como feminismo y solidaridad. Usaron las palabras justas pero bastaron para entnder muchas cosas.
Con El discurso del rey y Palmeras en La Mancha continuaba el bloque inicial dedicado a presentar su álbum más reciente. Las primeras reivindicaciones llegaron escondidas en Golpe maestro. Cambiaron de forma sutil una de las frases de la letra a modo de guiño a la situación política que atraviesa Catalunya, algo que probablemente buena parte del público ni siquiera apreció. Inteligente modificación: “la patrulla nos detuvo por votar” en vez de “por mirar”. Entonces Pucho, el vocalista, enlazó el final del tema con un parlamento inicial de casi 5 minutos.
El líder de una de las bandas de indie-rock más populares del momento se atrevió con el catalán y afirmó que estaban encantados de saltar del Sant Jordi Club al Palau, su hermano mayor. Justo después, ya en castellano, aseguró que “Veníamos de estar en la deriva y es curioso ver como ahora pasan cosas todavía más bestias. En este lugar, creemos que es un buen momento para reflexionar acerca de donde estamos, así como pensar en el lenguaje y el idioma de cada uno de nosotros, la cultura de un país. Hay que aceptar las diferencias y la diversidad”. Y añadía: “Es necesario tener un diálogo y mucha empatía en los tiempos que corren”.
La discográfica con la que trabajan es Pequeño Salto Mortal, formada por 4 mujeres. Para los chicos de Vetusta la figura de la mujer es clave y merece el máximo respeto. De eso no cabe duda. La pancarta de «Solo sí es sí» nos daba la bienvenida a su show, siendo tan solo un primer gesto de muchos a favor del feminismo. Tal como apuntaba Pucho a lo largo de la noche: “Una de las cosas que están pasando y que puede generar un quiebro en los cursos de la humanidad es ese grito desesperado de las mujeres que está siendo cada vez más fuerte y tan necesario para generar un cambio feroz en nuestra sociedad”.
Tocaron Pirómanos, Cuarteles de invierno, La vieja escuela, Fuego… y demostraron que en el directo de esta gira domina la electrónica. Un sonido muy potente respaldado por proyecciones y animacioes que llenaban las pantallas y el escenario de color. Pucho no paró quieto ni un segundo y se dejó la voz, pero es que los músicos tampoco pararon apenas. La energía iba creciendo canción a canción, y resultó fácil llegar al éxtasis cuando rescataron clásicos como Maldita dulzura, Cophenague o Sálvese quien pueda. ¡Qué vivan las emociones fuertes!
Aprovecharon la pausa entre Punto sin retorno y La deriva para comentar el drama actual en relación a los refugiados, las pateras y la labor de las ONG. «Estamos ignorando demasiado lo que ocurre. Lo peor de todo no es que haya gente que está perdiendo la vida en nuestro querido mar Mediterráneo, lo peor es que se esté juzgando a esa otra gente que quiere salvar vidas desinteresadamente. No déis la vuelta al cuento, por favor».
Y terminar, terminaron por todo lo alto. Convirtieron el recinto en una Fiesta Mayor y lograron que todo el público se sintiera Valiente y se olvidara de Los días raros que, al menos mientras estaban ahí dentro, no hacía falta recordar.
Texto: Gemma Ribera
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