REVIEW: «Els dies feliços» estrena de nuevo en el Teatre Lliure

TEATRO – CATALUNYA – CRÍTICA

Prácticamente un año después de su paso por el Teatre Lliure de Gràcia de Barcelona, la obra de teatro Els dies feliços (Los días felices) vuelve a instalarse en el mismo lugar. Ayer fue noche de estreno, pero por encima de todo, fue noche de ver brillar a la gran actriz Emma Vilarassau. Emma interpreta a Winnie, la absoluta protagonista de la obra de Samuel Beckett, adaptada esta vez por Sergi Belbel, con el espíritu de superar a las actrices, protagonistas de versiones anteriores, que ya habían aceptado el reto, como son Rosa Novell (Teatre Regina, 1984), Carme Sansa (Teatre Tantarantana, 2003), Vicky Peña (Temporada Alta, Salt, 2006) y Sílvia Sabaté (Almeria Teatre, 2011). 

Con una puesta enescena llena de rocas y arena que simula una especie de desierto, una Winnie enterrada primero hasta la cintura y después hasta el cuello, colocada a la altura de los espectadores centrales, se muestra alegre y optimista ante la rutina y trata de sobrevivir, distrayéndose con los múltiples objetos que hay dentro de su preciada bolsa, ante las adversidades de su entorno y la mínima compañía de su querido Willie, el papel de Òscar Molina.

Él es un ser particular que fue condenado por el propio Beckett a permanecer atrapado entre las dunas y a obedecer a Willie en la medida de lo posible, hasta que, debido al paso del tiempo y a la incertidumbre del espacio, el paisaje se vuelve más oscuro y Winnie acaba hablando en un tono más pesimista tras comprender que Willie no la va a salvar del terrible sufrimiento. Hay un visible vacío y todo cambia, incluso la iluminación.

El director deja claro que no hay que esperar nada de una obra como ésta sino que simplemente hay que dejarse llevar por los gestos del rostro de Winnie, que iluminado con tonos cálidos articula un discurso quizá algo absurdo pero muy filosófico y enriquecedor.

  • ¿Por qué verla?

Por las insistentes ganas de los personajes de luchar en un mundo sin vida, entre gritos y silencios, entre la superficie y el horizonte. Es una obra que hace que el espectador salga de la sala meditando, y es importante comprender el mensaje de que, en el fondo, todos los días pueden ser días felices, solo hay que saber verlo.

Valoración: ✮✮✮

Texto: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE

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