MÚSICA – ESPAÑA – ENTREVISTA
El cantautor Andrés Suárez publica Mi pequeña historia, su sexto trabajo discográfico, esta vez dejando atrás el formato acústico y comenzando una nueva etapa junto a Sony Music Spain. Un disco que contiene 11 canciones autobiográficas que cuentan vivencias propias o cercanas a su persona y en el cual suma a su voz, por primera vez, una banda de músicos que crean un nuevo, y agradable sonido y que le acompañaran en los conciertos de esta gira.
Y antes de la presentación en FNAC y del próximo concierto en Barcelona el día 12 de junio, hemos tenido la ocasión de hablar con él, de hacerle una entrevista un tanto especial para descubrir cuales son los cinco sentidos de su historia… Esto es lo que nos ha contado.
Cómo explicARTE: Buenas tardes Andrés, bienvenido a Barcelona. Hoy es día de promoción y de presentación del nuevo disco…
Andrés Suárez: Buenas tardes, ¡gracias! Si, así es.
C.E: Nuestro blog se llama cómo explicARTE, y hemos pensado que nos gustaría explicar cómo es la pequeña historia de Andrés Suárez a través de los cinco sentidos: olfato, vista, oído, gusto y tacto.
A.S: ¡Vaya! Me gusta, me gusta.
C.E: Naciste en Ferrol y entre otras ciudades has acabado enamorado de Cádiz, tal como reflejas en varias canciones. De norte a sur… ¿a qué huelen las ciudades en las que te has inspirado para el disco?
A.S: Incluso estando en el interior me huelen a mar. Me huelen al aroma de puerto pesquero que tiene que ver con esos amores que se despiden siempre como la imagen de un tren antiguo, romántico, en los que aun podían entrar las parejas a los andenes, quiero decir, si tú abres el disco, ahí hay la playa de Pantín, y esa es la imagen de mi casa que la ilustradora Sheila dibujó, la imagen de mi infancia. Si hablamos de olor tiene que ver con los juegos de mi padre en la playa, con los puertos a los que iba a despedirlo… tiene que ver con el olor a mar más puro.

C.E: En tus conciertos la gente ríe, se emociona, se abraza… siempre sin dejar de estar pendiente de ti. ¿Cómo lo ves desde el escenario? ¿Qué te transmiten sus miradas en esos momentos?
A.S: Lo que me transmiten es verdad. Yo siempre digo que recibo más de lo que doy, yo me voy mucho más lleno a casa cuando acabo un concierto porque aunque ha habido casos, no suelo dar conciertos en estadios de fútbol donde no ves a la gente al estilo AC/DC. Yo miro fijamente a todo el mundo que viene a verme. Hay gente que no le gusta o que se siente como amenazada y evidentemente te das cuenta y cambias la mirada, pero me gusta mirar, porque creo que el aplauso puede ser mentira y la mirada nunca. La vista de mis conciertos es sincera. Cuando canto al alzheimer Rosa y Manuel, a mis abuelos, la gente se emociona y cuando canto a una ex con determinada sorna se ríen porque pillan el rollo, pero no se baja la mirada nunca, es decir, no se esconde, es una mirada fuerte que no cambiaría por nada del mundo. Yo creo en ese mirar que la gente me regala.
C.E: Es cierto que mantienes el mismo equipo técnico de tu disco anterior, Moraima, y el formato de grabación en directo, pero has cambiado de discográfica y has añadido nuevos instrumentos y sonidos con la banda. ¿A qué suena ahora Mi pequeña historia?
A.S: Me encanta que me hagas esta pregunta porque ha coincidido que ha habido un cambio de discográfica, pero es que yo, con todos mis respetos, no voy a ser distinto por estar en una discográfica u otra, es más, tampoco va a ir bien por estar en otra discográfica. La gente piensa que tú firmas con una discográfica y tienes una limusina en la puerta, un yate… pues depende de ti y de tu obra. Mi preocupación máxima es que yo me voy a ir el día de mañana –he conocido a muchos genios que se van- pero mi obra no, y de mí depende dejar una obra que no muera nunca y que mis hijos y mis nietos escuchen con el mismo orgullo con que la escucho yo. Realmente me preocupo demasiado por la obra y este disco puedo decir que suena a lo que estaba buscando. Me encanta que me hagas esta pregunta, te decía, porque ahora corre el bulo que dice “Claro es que con la discográfica suena más a banda” y yo digo: no, la discográfica ni oyó el disco porque cuando lo grabé llegaron el último día al estudio. Si la batería está fuerte es porque los productores Alfonso Pérez, Peter Walsh y yo dijimos que estuviera fuerte, y claro, eso hay gente que no lo entiende y dice “Es que no suena a Moraima”, pues la verdad, ¡qué cobarde y qué vendido sería si yo dijera de hacer «Moraima II«! Yo lo que busco es que en un futuro me escuchen con orgullo así que la decisión de cómo suena es que Mi pequeña historia suena más a mí que nunca. Por ejemplo, ya que hablan tanto de Moraima y tratan de compararlo, con Moraima no lloré y con este disco, lo escuchamos hace dos domingos en mi casa todos juntos y lloré como un niño, tanto que me daba vergüenza y todo, diciendo “este es el disco que soñaba”, así que creo que suena a lo que una vez soñé.
C.E: En realidad Mi pequeña historia es una gran historia llena de otras más pequeñas repartidas en canciones…
A.S: Yo creo que mi pequeña historia la hacéis grande aquellos que la escucháis, aquellos que la cambiáis.
C.E: Podemos decir que es una pequeña gran historia.
A.S: Sí, yo creo que si.
C.E: Bien, pues de todas las canciones ¿cuál crees que tiene un sabor más dulce y cuál más amargo?
A.S: Uau… mmm… la última canción, Te va a pasar, para mí es la más dulce, no por mí sino por a quién va. Se la escribí a una persona con la que compartí cama y ahora en distintas camas comparto vida. Es una de las personas más buenas que yo conocí, que más me cuidó y más me quiso y creo que aún me quiere (ríe), a la que le deseo todo el bien. Yo tengo algunos ángeles que me cuidan y ella es uno de ellos. Le escribí una carta, se la mandé y tiempo después le puse música, y está en el disco. Es dulce porque fue el acierto de mi vida encontrarme con ella y siempre lo será. La canción dice “Te pasará vida y yo, seré tu paz” y cuando acaba uno se siente como “qué bonito que alguien te haga sentir eso”, le estoy muy agradecido. Tal vez la más amarga es una que ni siquiera lo es para mí por la clase y la elegancia que tenían sus protagonistas. Vino en una ocasión al Galileo una pareja, unos chavales jóvenes que buscaron, como yo, visa y futuro en Madrid, a punto de ser desahuciados, -este problema de hoy en día que conocí desde el 15M hasta mis conciertos- y eran gente que te lo decían con una sonrisa; luego vi su historia en TV y hablando con ellos me contaron que la esperanza se puede perder pero el humor, nunca, ¿Qué lección, eh? Y les hice una canción que se llama Clasificados en la que ella le dice a él “No llores amor que empieza la duda…”. Creo que ésta es un poco agria no por ellos, que me han dado una lección de vida increíble, sino por la situación y lo que ello conlleva.
C.E: Lo que más esperas de este trabajo según dices es que te permitan tocar la guitarra, pero, en el fondo, qué prefieres ¿Tocar el cielo o tocar corazones?
A.S: Corazones sin duda, en el cielo no sé lo que hay. He tocado muy pocos corazones en mi vida pero los que he tocado me han tocado a mí y me ha encantado. Soy un tío rodeado de buena gente y con mucha suerte. Toda mi vida, además de que vivo de lo que amo, me he cruzado con una gente tan buena. Incluso con esas canciones o esas parejas de las que hablo que no salió bien, pues incluso cuando no salió bien pero me he cruzado con gente acojonante, no nos hemos entendido, nada más, pero grandes personas. El tacto es el de un corazón, el del cielo es un tanto pretencioso, me parece (ríe). Decía Antonio Vega «Para tocar el cielo» en una canción y por desgracia lo tocó. A mi me queda mucho todavía por tocar el cielo, tengo 32 años y “¡vine a llevarme la vida por delante!” como decía Sabina, por tanto, prefiero tocar un corazón y, como te digo, creo que tengo más corazones buenos alrededor de los que podría haber imaginado. Y de hecho para eso hago canciones y discos, para ver si llego a tocar.
C.E: Y una última extra: Existe un sexto sentido que es la intuición. ¿Qué intuyes tú que va a pasar en esta nueva etapa?
A.S: Uf… No lo sé… ya que tengo la vista anclada en mis padres, que son, además de mi referente, los protagonistas de Mi pequeña historia, ya que por ellos estoy aquí y es a los que les dedico este disco, tengo la intuición o la esperanza de que se sientan orgullosos de ésta, su obra, ya que no es la mía, es la del niño éste que dio el coñazo con la guitarra y salió adelante… La intuición es que me dé alegrías, no de vender ni de marketing, eso es otra cosa, sino que nos dé alegrías porque hemos llorado este disco, lo hemos sufrido, porque hemos estado trabajando tres meses y medio cuando con Moraima estuvimos uno. Así que tengo la intuición de que cuando tanta gente pone el corazón, algo va a pasar, el público lo va a recibir. Yo, añadiendo un séptimo sentido, que es el de la cara dura que tengo, y el de pedir, le pido a la vida que me deje como estoy, firmaba un papel ahora mismo. De verdad que yo no tengo la pretensión, llamémosle intuición también, de tener una limusina o una casa con jacuzzi en el salón. Si pudiera estar el resto de mi vida viajando, haciendo promoción de discos que la gente compre para poder vivir, yendo de concierto y que venga gente… en México, en Argentina, en Cuba… yo firmo ahora mismo. Tendría la intuición de la felicidad el resto de mi vida.
C.E: Muchas gracias, ha sido un placer.
A.S: Gracias a ti, me encantó. Fue muy original.
Texto y entrevista: Gemma Ribera
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