TEATRO – CATALUNYA – CRITICA
El Florido Pensil (Nenes) es una obra histórica que parte del clásico libro de Andrés Sopeña, publicado en el año 1994, el cual rápidamente se adaptó al teatro recreando el sistema educativo de la España de la posguerra y obtuvo mucho éxito. En este caso, esta versión teatral catalana de Guillem-Jordi Graells enfoca los conocimientos diferenciados entre sexos desde la perspectiva de la mujer, es decir, se trata de un retrato crítico sobre como vivía y como estaba vista la figura de la mujer en los años cincuenta durante el régimen marcado por la dictadura franquista, considerada inferior intelectualmente respecto a los hombres. Es un regreso al pasado para que pensemos en cómo hemos llegado a cambiar nuestro comportamiento debido a la educación recibida, y, por supuesto, una reflexión acerca de por qué somos como somos hoy en día.
Cinco niñas, de clase social diferentes, son las protagonistas de esta obra de teatro en la que nos cuentan su rutina en el colegio, el centro donde estudian sujetas al sistema educativo de la época, y las actividades de las que disfrutan juntas durante su escaso tiempo libre. Cinco amigas que viven en Catalunya pero que igualmente se ven obligadas a aprender las doctrinas del régimen y los modales que promulga el estricto profesorado.
Isabel Rocatti, Lloll Bertrán, Mireia Portas, Roser Batalla y Victòria Pagès son las actrices que dan vida a este grupo de compañeras que nos transporta a recordar -en caso de haberlo vivido- o a entender -si aun no se había nacido en ese entonces- como funcionaba ese periodo de retroceso respecto a la actualidad en el cual el patriarcado era intocable, la moral era totalmente respetable, la política debía seguirse a rajatabla y el entorno social carecía de derechos; todo explicado en su mayoría a través de lo vivido en las aulas, que automáticamente se convierten, en conjunto, en el espacio más adecuado para reflejar la realidad del momento.
Las protagonistas representan el papel de la mujer sometida a los hombres y por tanto, menospreciada, siempre dedicada a realizar las tareas del hogar y a la maternidad, sin posibilidad de estudiar una carrera profesional. Sin embargo, dadas las circunstancias de la posguerra española, toda señorita lo promocionaba y lo aceptaba como si fuera lo más normal de mundo, conservando el deseo de que, al procrear, sus hijas mantuvieran la misma idea sobre si mismas y la humanidad en general. No se aceptaba ninguna queja, ya que a la mínima que una mujer manifestaba estar en contra de la ideología dominante se la castigaba, acusada de ser roja y resultaba mal vista por las otras féminas «buenas» que seguían las normas al pie de la letra.
- ¿Por qué verla?
El guión de esta pieza adaptada a las niñas -por eso el título es El Florido Pensil (Nenes)– está muy bien desarrollado. Parece que las actrices se lo han aprendido de memoria y lo recitan a carrerilla pero cada una aporta su toque de humor para distinguir a su personaje y entre las cinco logran que la obra sea entretenida y muy realista -con algunas exageraciones, obviamente-. Ambientada en el año 1959 y con la escenografía centrada en la reproducción de un colegio de la época, nos cuentan como eran las asignaturas lectivas, como son sus familias y cuales son sus costumbres, siempre impulsando el cambio social que por suerte hemos tenido en los últimos tiempos… ¿o quizá no tanto?
Hasta el 8 de marzo en el Teatre Poliorama de Barcelona. ¡Consigue tu entrada!
Valoración: ✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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