CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
El espíritu cinéfilo de Raúl Arévalo hace tiempo que afloró, pero ahora es cuando se ha dejado ver por todos. El polvo, la furia y la violencia de La Isla Minima (2014) y Cien años de perdón (2016) -películas en las que Arévalo actuaba como actor- se conservan en su primer largometraje como director, Tarde para la ira, igual que se percibe la esencia de otros de los referentes del debutante cineasta. Nos presenta una road movie muy poco tradicional pero tan austera y concisa como lo son otras películas del género como, por ejemplo, Asesinos natos (1994) o No es país para viejos (2007). El western y el thriller se barajan en esta película de acción en la que, envueltos en una historia de venganza, los protagonistas Luis Callejo y Antonio de la Torre son capaces de clavarte la mirada y no dejarte ir.
En plena ciudad de Madrid, Curro (Luis Callejo) tiene que ir a la cárcel por haber cometido un delito en una joyería. Un flashforward hace avanzar la cinta ocho años y, entonces lo vemos salir de prisión con ganas de reencontrarse con su pareja Ana (Ruth Díaz) y comenzar su vida desde cero. Será José (Antonio de la Torre), un desconocido, quien hará reaparecer a los fantasmas del pasado y complicará las cosas por culpa de una insólita situación en la que ambos se ven involucrados.
Tarde para la ira es una película creada desde las entrañas para ser vista con algo más que un par de ojos. Y es que, a parte de la mirada; es fácil que la garganta, el corazón, el estómago y hasta el alma se te pongan en movimiento durante el transcurso del metraje. No es que sea oscura, pero sí que tiene situaciones crudas e imágenes sucias que marchan a un ritmo trepidante. Magnifico trabajo el de Arnau Valls Colomer en la fotografía.
El guión lo han escrito el propio Raúl Arévalo y David Pulido. Con un tono turbio que va cambiando por momentos, hacen aparecer a los personajes y nos los enseñan con su correspondiente presentación. En el film, todo avanza a partir de segmentos que de pronto se rompen, justo cuando no solo tu corazón de espectador da un vuelco, sino también la trama inicial. Este giro dramático provoca también una reacción inesperada incluso por parte de los protagonistas, los cuales desde el principio creían y confiaban en sus posibilidades.
Últimamente, el thriller es el género que más y mejor tratado y valorado está en nuestro país. Quizá coincide con que está de «moda» porque da más seguridad y confianza que la típica comedia española, pero eso no quita que haya que seguir la corriente que se lleva en EE.UU y, de paso, darle todas las instrucciones y los contenidos mascados al público para que sea capaz de entender la película, como si, por el simple hecho de pasar de comedias facilonas a películas de acción rebuscadas, se tratase de subir a un «nivel superior» mental al que no todo el mundo llega. Y esto viene por el uso de un constante temblor de la cámara, los rótulos que dividen la primera parte del film y dan explicaciones que podrían obviarse, y un post-clímax conocido, que sorprende, pero quizá no lo encarece.
- ¿Por qué verla?
Se nota que Arévalo llevaba tiempo con este proyecto y que sabe lo que hace porque el reparto principal está seleccionado con ingeniosidad, aunque también los secundarios, para qué negarlo. Eso sí, la venganza se sirve fría, y en una película tan cuidada, dura y realista como ésta, raro es que alguien tenga un final feliz. El producto en general es de alta calidad y está bien realizado, igual que es obvio Arévalo tiene tablas como cineasta. Su trabajo merece ser apoyado.
Valoración: ✮✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer:
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