TEATRO – ESPAÑA – CRITICA
La camaleónica Antonia San Juan ha aterrizado de nuevo en la sala BARTS (Barcelona Arts on Stage) haciendo un hueco en su gira teatral para ofrecer lo mejor de si misma y procurar que cada espectador saque también lo mejor de si mismo con Mi Lucha, su tercer trabajo unipersonal. Pero atención porque no es apto para todo el mundo. Tal como claramente empieza diciendo, no es un espectáculo, por ejemplo, para aquellos que presumen de que nunca han leído un libro, ni para los hombres que maltratan a las mujeres, ni para las mujeres que se dejan pegar, ni para la iglesia, ni para el estado. Es una obra repleta de sketch que aparentemente son un análisis de distintos tipos de personas, situaciones y modos de vida, pero que en el fondo esconden una historia, una moraleja, un por qué.
La actriz, guionista y directora canaria lleva años cosechando éxitos en el cine, la televisión y el teatro, e incluso recientemente se ha atrevido a cantar -véase la publicación del single Hater Hater– siguiendo fiel a su don por convertir la crítica social en poesía y conseguir de este modo que lo que es la cruda realidad, suene bien y quede graciosa y bonita.
Los monólogos están recitados pero incorpora algunas canciones y versiones musicales para aumentar el carácter cómico de la obra. Algunos de los textos son suyos y otros son del escritor y guionista Félix Sabroso, a parte de sumar también una selección de textos procedentes de autores de la talla de Arthur Koppit. En conjunto, Antonia San Juan se mete en la piel de múltiples personajes demostrando su versatilidad y su defensa por esa libertad de expresión escénica a la que nos tiene acostumbrados.
En las casi dos horas que dura el espectáculo, la artista caricaturiza áridos temas que perduran en la actualidad como son el amor posesivo, la homofobia, la envidia entre familiares, la desmoralización existente a diario en el periodismo del corazón, la injusta sumisión de la mujer frente al marido o el debate de la prostitución, siempre aportando un toque de humor y tratando el asunto desde la psicología de los personajes.
Para saborear esa «lucha» por los estigmas sociales hay que mantener los cinco sentidos alerta. Tal como explica la actriz «“No es un espectáculo blanco donde se busca la risa fácil”, así que, recomendamos priorizar la vista para ver sus cambios de vestuario, sus movimientos y las proyecciones en la pantalla que rige el show; y el oído para entender todo lo que dice -porque es cierto que tanto habla bajito como de repente alza el tono de voz y acelera para recitar un párrafo entero al ritmo de la Fórmula 1-.
- ¿Por qué verla?
Mi Lucha es un espectáculo anti-censura, anti-miedos, y, por encima de todo, anti-odio, ya que ridiculiza a la sociedad hipócrita en la que vivimos para enseñar que todos somos únicos y debemos querernos así, que nadie es mejor ni peor que nadie ni por su condición sexual, ni por su trabajo ni por sus costumbres. Te podrás reír más o menos según si comprendes su humor o te limitas a quedarte al margen de sus palabras, pero sólo con deciros que hasta hace una parodia de si misma queda claro que nadie se salva, es decir que el público sale de la función con la sonrisa puesta y al menos una lección aprendida. En Barcelona el espectáculo está en cartel hasta el 2 de octubre, ¡Tan sólo once días!
Valoración: ✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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