CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
La directora catalana Maria Ripoll trae este viernes No Culpes Al Karma de lo que te pasa por gilipollas a la gran pantalla con la distribución de Sony Pictures España. La película, basada en la novela del mismo nombre que escribió Laura Norton, pretende llegar a ser un fenómeno de masas tal como lo fueron la obra original y su autora, pero… ¿está a la altura de lo que muestran el trailer y la enorme campaña de promoción que lleva a sus espaldas?
La historia se centra en Sara, una joven que abrió un negocio de confección y venta de plumas que no le da ganancias, que lucha por sobrellevar el divorcio de sus padres, que tiene un novio al que no ve desde hace un año y que, para colmo, de repente recibe la noticia de que su hermana se va a casar con su amor imposible del instituto. Según ella, el karma es el culpable de su mala suerte, pero poco a poco comprende que intentar forzar las situaciones para evitar ser vista como la “rara” a la que solo le pasan cosas negativas no sirve, y que por eso quizá vale la pena pensar menos y vivir actuando de corazón, siendo fiel a sí misma.
La actriz Verónica Echegui nos demuestra aquí que “La Juani” ha crecido, y aunque deje de lado la madurez para meterse en la piel de una hipster alocada y un tanto infantil, se convierte en Sara de una forma muy natural y el resultado es altamente satisfactorio. Al fin y al cabo, es fácil identificarse con alguien que trabaja duro para alcanzar sus objetivos y que por desgracia –sea el karma o no- encuentra el camino lleno de obstáculos, así que podemos decir que la construcción del personaje principal y su interpretación constituyen uno de los pocos puntos a favor del film.
Hablando del reparto restante, Elvira Mínguez tiene el papel de madre que es tan minoritario que no le beneficia para nada, David Verdaguer –novio de Sara en la distancia- está a años luz de su querida y también de su querido papel en 10.000 km, y aunque la bloguera y modelo Alba Galocha cumple con su función siendo Lu –la hermana de Sara-, se nota que le faltan tablas como actriz. En el bando contrario están Álex García –Aarón, el primer amor de Sara y su futuro cuñado- y Jordi Sánchez -el padre, divorciado y liberal-. Ambos cumplen a la perfección con lo establecido y aportan un toque de humor casposo además de su sabiduría, un elemento imprescindible para resolver los problemas que giran alrededor de la inocente protagonista.
La historia central de No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas está plagada de situaciones surrealistas y poco creíbles que se adornan con una estética más propia de la publicidad o de un videoclip musical que de una película. Si a eso le añadimos canciones indie como acompañamiento, la comedia romántica tradicional se viste de superficialidad retratando libertinaje sexual, tópicos, clichés, plumas y príncipes tanto rana como azules.
La cuidada fotografía de la cinta y la más o menos acertada caricaturización de personajes que hacen los actores están bien; pero el mayor problema reside en el guion de Breixo Corral y Carlos Montero. Han querido hacer un guion más divertido y menos “normal” de lo habitual y se han quedado a las puertas de sorprender gratamente al público. Seguramente no era su intención, pero la película se encara más hacia una sitcom televisiva que a la típica comedia cinematográfica española que procura devolver la esperanza a una chica desorientada y desesperada. Esto es por el intento fracasado de innovar en la trama y arriesgar reuniendo varios elementos que no acaban de encajar ni a nivel técnico ni visual.
Por ejemplo, Requisitos para ser una persona normal de Leticia Dolera parte de la misma base, pero la directora fue más astuta y usó un criterio mejor para dar cabida a temas recurrentes muy parecidos. Puede que sea porque en este caso, Maria Ripoll y su equipo tuvieron que ceñirse a la novela, pero lo cierto es que por muy original y graciosa que inicialmente sea, No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas se ha quedado corta. Es muy probable que cause furor entre el público teen igual que sucede dentro del film ya que cada giro argumental radica en la adolescencia, pero hay muchas dudas sobre si el conflicto que planea es suficientemente interesante como para coronarse como la película española más taquillera del año.
- ¿Por qué verla?
Este largometraje de la que fue directora de Ahora o Nunca es entretenido, inteligente y optimista al menos durante la primera media hora. Después el color no se borra pero el ritmo va decayendo y los recursos empleados llevan al conjunto del film a la ordinariez. Con unos monólogos internos que desembocan siempre en el desamor y unos personajes estereotipados al máximo, lo inverosímil cobra protagonismo a medida que avanza la cinta, pero dado que en ningún momento la trama impide que te rías con algunos comentarios y te identifiques con algunos posicionamientos o actitudes, sino al contrario, al final no te queda más remedio que aceptar que te has divertido con esta utopía adolescente que enseña que nunca es imposible ni tampoco tarde para atrapar a tu amor platónico, conquistarlo y recuperar la felicidad perdida.
Valoración: ✮✮
Texto: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE
Aquí el trailer