REVIEW: «La Forma del Agua» (The Shape of Water) de Guillermo del Toro inaugura #Sitges50

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CINE – INTERNACIONAL – CRÍTICA

Comenzar la celebración del 50 aniversario del Festival de Sitges con la presencia de Guillermo del Toro -padrino de esta edición- y su última película como proyección inaugural, es un evento imperdible. El cineasta mejicano se ha hecho mayor a la par que el festival ha ido convirtiéndose en un oasis cada vez más poblado de terror y ciencia ficción, pero ambos han mantenido la compostura, evolucionando sin perder su filosofía. La Forma del Agua (The Shape of Water) es una fábula ambientada a principios de los 60, una historia de amor tratada de forma que encaja perfectamente en el marco de la filmografía del autor, aunque visualmente el montaje sea más clásico y menos tenebroso de lo habitual.

Del Toro lleva 25 años creando criaturas monstruosas que se comen la gran pantalla a bocados y consiguen saltar hasta los adentros del corazón del espectador fiel al género. Este nuevo relato que dirige -guionizado junto a Vanessa Taylor– nos sitúa en plena Guerra Fría y narra las consecuencias de la llegada de una bestia a un centro de investigación secreto de los Estados Unidos, trasladada desde las profundidades de América Latina. Para contarlo se centra en Elisa Espósito, una chica muda que trabaja como empleada de la limpieza en el laboratorio y que parece ser la única en recibir con buenos ojos a este ser tan peculiar, mitad humano mitad marino.

«Creo que Sally Hawkins es una de las presencias más luminosas en el mundo del cine y desde que me fijé en ella viéndola en televisión comencé a escribirle el papel», confesaba el director en la rueda de prensa de presentación en Sitges. Sin duda, Hawkins es a La Forma del Agua lo que Justine Tautou es a Amélie. A parte de que el film tiene colores, canciones y toques similares a la cinta francesa, la actriz principal es capaz de dotar de una dulzura y una impulsividad a su personaje tales que en según que escena los movimientos de Elisa nos recuerdan inevitablemente a Amélie.

Aunque en el sorprendente León de Oro en Venecia exista una correlación lógica con la historia de amor que Disney ejemplificó en La Bella y la Bestia, el director de Hellboy (2004) lo tuvo claro desde el primer momento: «Me parecía fundamental que Bella no fuera una princesa idealizada y que la Bestia no se convirtiera en príncipe. Quería que fueran personajes más terrenales y carnales». Objetivo cumplido. Lo curioso es que cuando uno se fija en la temática y las imágenes, es fácil observar que son muchos los parecidos razonables que la cinta comparte con La Mujer y el Monstruo (1954) de Jack Arnold. Podría incluso considerarse un ‘reboot’ de la misma, pero a la siguiente escena piensas en King Kong y te das cuenta que no hay una única referencia sino que son varios los grandes títulos de la historia del cine que, tal como afirma el propio Del Toro, «están en el ADN» de sus películas.

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Volviendo al reparto, Octavia Spencer está sublime en la piel de Zelda. Es una mujer de color, compañera de trabajo y amiga de Elisa que da su brazo a torcer por ella. Michael Shannon, que interpreta al antagonista por excelencia, es la estrella del film. Aparece menos de lo que a muchos les gustaría, pero sabe como convencernos de que su carácter obsesivo podría perdurar por los siglos de los siglos.

Richard Jenkins es otro pilar clave de la película y su actuación es digna de mención, pero quien se lleva la máxima atención es la bestia humano-acuática, la construcción de la cual duró tres años. «La criatura tenía que ser tres cosas muy difíciles a la vez: un Dios, un animal y el protagonista masculino de la película», declaraba Del Toro. En realidad, si el ser corre y emociona es gracias a la labor física de Doug Jones, porque trabajaron duro para que la bestia fuera un 95% física, y tan solo hay un 5% de aumento digital.

La Forma del Agua está llena de claroscuros: Personajes, ambientes, espacios… todos pasan de ser indiferentes a ser importantes y creibles. Igual no lo parece pero todo está medido y tiene un porqué. Originalmente es un thriller que logra mantiene en tensión al espectador hasta el final, pero en realidad el público se somete a un viaje experimental y sentimentalista, ya que a lo largo de la historia el cineasta recorre el drama de época, recrea una película de espionaje e introduce momentos típicos del género musical.

  • ¿Por qué verla?

Ésta vez. a Del Toro no le ha hecho falta añadir ningún discurso extra porque la cinta habla y se entiende por si sola, pero lo que sí que ha hecho es, teniendo en cuenta que la poesía de las imágenes es lo que más le atrae del cine de género, ha dibujado un mensaje escondido en la fuerza de la naturaleza. Este cuento de hadas pretende hacer reflexionar acerca de como un ser extraño puede resultarle despreciable al villano pero al mismo tiempo puede ser un Dios para la protagonista. Una dualidad asombrosa pero totalmente cierta. La inauguración de un Festival no suele reconocerse por la película exhibida, pero en este caso, no solo trajeron a un rostro internacionalmente conocido sino que pudimos ver un largometraje precioso. Está previsto que Twentieth Century Fox España la distribuya en nuestro país para enero de 2018. Y no es que podáis, es que tenéis que ir a ver La Forma del Agua.

Valoración: ✮✮✮✮✮

Texto: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE

Aquí el trailer:

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