REVIEW: Álex de la Iglésia tiene razón, al fin y al cabo todos somos «Perfectos Desconocidos»

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CINE – ESPAÑA – CRÍTICA

Familias que se rompen, puestos de trabajo que se pierden, relaciones de pareja que se acaban sin previo aviso… ¿Cuántos problemas es capaz de suponer un simple teléfono móvil? ¿Acaso este aparato tecnológico inseparable de nuestras manos es en el fondo un arma con el que descubrir infidelidades y secretos? Se avecinan las fiestas de Navidad y con ello muchas cenas y reuniones. Ya hace tiempo que el móvil forma parte de la cubertería y es uno más en la mesa, pero permitanme avisar: Puede que el juego recién inventado por Álex de la Iglesia y su equipo traspase la pantalla y se ponga de moda en la vida real. Y entonces todos, nos guste o no, sí que pasaremos a ser Perfectos Desconocidos.

El próximo 1 de diciembre se estrena en cines la última película de De la Iglésia, un remake de la publicada por Paolo Genovese en 2016. La nueva versión española de dicha comedia italiana está impregnada del humor y de los recursos audiovisuales y estéticos que caracterizan al cineasta bilbaíno.

De la Iglésia tiene un estilo muy definido a la hora de hacer cine que a su vez es extremista, pues su forma de pensar y de plasmar las ideas o bien encanta o bien asusta. No hay punto medio. Es cierto que Perfectos Desconocidos contiene escenas en las que se emplean técnicas de ralentización o movimientos de cámara -en teoría pensados para intensificar la mirada de los personajes o avanzar lo que ocurrirá justo después- que se ven bastante «falsos» y pueden resultar incómodos respecto al resto. Si además se les añade una música cuyo mensaje subliminal es algo así como «chan chan cháaaan», aun más. No obstante, estos medios forman parte del aspecto visual que imprime el director, así que tampoco te deberían estorbar si conoces su trabajo.

De hecho, es fácil identificar que ésta película es obra suya porque además de incluir su sello en cada escena, todos los actores que aparecen exprimen al máximo a sus personajes, tal como suele ser costumbre en la filmografía más reciente del director. Esta película reúne desde el minuto cero a los ingredientes necesarios para conseguir aumentar la popularidad de la cinta original. Fue salir de la proyección y pensar «tiene pinta de ser LA COMEDIA de estas Navidades». Sí, en mayúsculas.

La acción empieza cuando un grupo de amigos queda para cenar en un ático de la reconocible Plaza de Alonso Martínez de Madrid donde habita una de las parejas. Es noche de Eclipse lunar, y aunque la Luna de sangre guarda secretos, los invitados están convencidos de no tener nada que esconder. Por ello, y con el fin de poner en práctica la libertad de confianza en las relaciones que les unen, deciden someterse a una especie de terapia donde todos deben depositar sus smartphones en el centro de la mesa y atender en voz alta a los mensajes o llamadas que surjan. Lo que inicialmente catalogan como un juego acaba siendo un auténtico lío, pero la diversión está presente en todo momento.

Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduard Fernández, Belén Rueda y Pepón Nieto protagonizan esta comedia negra a partes iguales y se encargan de hacernos reír y comprender su situación personal. Cada uno tiene un rol marcado para moverse, hablar y opinar de distinta manera; varios planos cerrados que sirven para resaltar su estado emocional y un teléfono que sin querer les juega malas pasadas. La historia se concentra en una sola localización pero como hay tantos vértices en la sala y diversas perspectivas acerca de lo que va ocurriendo, no es de extrañar encontrar parecidos razonables con, por ejemplo, la serie británica Black Mirror. He aquí una de las influencias que el director ha tomado a la hora de construir y enfocar el montaje.

Poco se habla de la adicción al móvil que tanta gente sufre hoy en día. Aun así, la película no critica el uso excesivo de los teléfonos inteligentes sino que se limita a dar visibilidad a una realidad basada en la pérdida de la propia identidad por culpa del perfil virtual que uno se crea. Quizá a veces sea cierto eso de que «la confianza da asco»,,,

  • ¿Por qué verla?

Porque, a diferencia de las últimas películas en las que ha participado De la Iglésia -véase El Bar (2016) o Errementari (2017), Perfectos Desconocidos tiene poco de thriller, por no decir nada. Es una cinta de amistad y de risas que poco a poco va subiendo el grado de sinceridad hasta llegar al caos. La propuesta cinematográfica que el director ha guionizado con su habitual compañero Jorge Guerricaechevarría pone las cartas sobre la mesa: Arriesga con un tema de actualidad con el que todo el mundo puede identificarse de un modo u otro y te entretiene hasta conducirte hacia un final muy original.

Valoración: ✮✮✮✮

Texto: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE

Aquí el trailer:

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