GASTRONOMÍA – BARCELONA – RESTAURANTE
El otro día tuve la gran suerte de cenar en el restaurante BLANC by Carme Ruscalleda, dentro del Hotel Mandarin Oriental de Barcelona. Hasta mayo de 2017, la prestigiosa chef solo se ocupaba, junto a su hijo Raül Balam y Jérôme Quilbeuf, del restaurante Moments, con dos estrellas Michelin y ubicado en el primer piso del edificio. Desde el mes de octubre, el antiguo BistrEau ha pasado a las manos del equipo de Ruscalleda, convirtiéndose en el nuevo Blanc. Un espacio amplio, de decoración en tonos blancos haciendo referencia al nombre, y con un concepto gastronómico que reúne cocina de mercado creada a partir de influencias asiáticas.
La máxima responsable de lo que ocurre delante y detrás de los fogones de cada una de las cocinas del hotel es Ruscalleda, aunque el constructor de experiencias culinarias en el Blanc es Alberto Castiñeiras, quien trabaja al lado del chef ejecutivo Ismael Alonso. Eso sí, en verano, el chef Gastón Acurio seguirá con su cocina peruana en la terraza El Terrat. La tercera etapa del actual restaurante propio del hotel se quiere dar a conocer con una oferta gastronómica basada en la combinación de productos de temporada y materia prima de alta calidad, sirviendo las creaciones a un precio más bajo que, por ejemplo, el Moments.
El Blanc es sinónimo de elegancia y tranquilidad. La decoración de la sala es cálida y está tan cuidada como cada uno de los platos del menú. Además, el servicio me hizo sentir muy cómoda. Claro que es lo mínimo que uno puede esperar cuando entra en un hotel de lujo en pleno Passeig de Gràcia. La verdad es que comer allí da lugar a una velada única que ayuda a valorar los pequeños momentos de calma y felicidad.
La cocina catalana tradicional se entremezcla con ingredientes, texturas y sabores distintos para que los comensales disfruten de platos creativos que al mismo tiempo son saludables. Hay quién opinará que las raciones son justas, pero yo no me quedé con nada de hambre…. más bien al contrario. ¡Y aun faltaban los postres! Recuperar la tradición de sacar a pasear un carro de exposición lleno de pasteles es una buena idea para marcar tendencia y hacer que se te vayan los ojos a la dulce tentación. Éramos dos personas y elegimos tiramisú y tarta de frambuesa con chocolate blanco. No sé si es porque el estómago dijo basta o qué, pero coincidimos en que el nivel de los postres quedaba un poco por debajo del resto. La presentación es increíble pero quizá falta intensidad.
Os animo a probarlo ni que sea en alguna ocasión especial. A ver qué platos tienen preparados para el invierno…
- Tipo de cocina: De mercado. Local y asiática.
- Precio: €€€€
- Dirección: Passeig de Gràcia, 38-40, 08007 Barcelona
Texto y fotos: Gemma Ribera
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