GASTRONOMÍA – BARCELONA – RESTAURANTE
Diamente, sí, pero no en bruto sino bien pulido y brillante. Así es el Suculent, el restaurante que desde su apertura en la Rambla del Raval ha ido ganándose cada vez más el cariño de sus visitantes. Ubicado en una antigua bodega del barrio, el local conserva mobiliario de madera y sigue fiel a la gastronomía mediterránea y española con el fin de mantener viva la esencia de esa peculiar tasca del siglo pasado. Toni Romero, que comenzó como chef de prácticas en ElBulli, abarcó la oferta desde el principio y lanzó una propuesta culinaria centrada en los productos de mercado, la cual está dedicada exclusivamente a la elaboración de una serie de menús pensados para ‘Sucar’ lento, es decir, mojar pan sin prisa hasta consumir la última gota.
Uno puede comenzar la jornada gastronómica picando alguna tapa en La Taverna del Suculent -el vecino y hermano pequeño del restaurante que está justo al lado-, ya que comparte el talento de Romero controlando los fogones. ¡Aprovechad si aun no la habéis pisado antes de que sea tarde! Eso sí, cuando llegue la hora de comer solideces, dirigirse al hermano mayor de la familia es un paso obligatorio, como aquél que dice. Éste se divide en tres partes diferenciadas: La coctelería Sol y Sombra por si te apetece tomar algo; La barra, para los que prefieren elegir libremente platos de los menús y estar en un sitio más informal; y el Suculent como tal, la sala principal donde paladear el menú que se haya concertado.
El protagonismo de los distintos menús degustación que ofrecen lo tienen los productos de mercado. La idea es buscar y aprovechar los fondos específicos que tengan un sabor puro. Una casa de comidas con cocina popular en la que cada temporada hay novedades y se confeccionan los distintos platos cuidando todos los detalles para hacer creaciones modernas.
Os comento un poco en que consiste el menú degustación ‘Los clásicos’, que fue el que tuve ocasión de probar. Se sirve a mesa completa y cuesta 48€ (sin vino). En mi caso fuimos un grupo grande a cenar y nos avisaron de que nos iban a sorprender con algunos cambios para ayudarnos a experimentar una velada única, así que nos lo ampliaron un poco. En general esta opción incluye bastante pescado y algún que otro plato con alimentos crudos, pero también combina carne y vegetales, siempre con un toque especial de autor. Un dato a tener en cuenta es que, si hay comensales que sufren alergia o intolerancia a algo ellos se hacen cargo y buscan opciones para compensar los platos y que éstos estén al mismo nivel.
Tras el cocktail de bienvenida y un suave aperitivo de mandarina y oliva, empezamos probando los boquerones marinados con raspa «Waldorf». Al poco llegaron las croquetas de bogavante, sepia y gamba, cuyo rebozado es crujiente y nada aceitoso. Tienen un sabor intenso y son grandes de tamaño, así que genial. La aportación de la cocina latinoamericana vino con el ceviche de gambeta roja, meloso a más no poder igual que el ajoblanco con sardina ahumada y huevas de trucha.
Cada uno de los emplatados es un universo de colores y texturas en si mismo, pero para mi gusto, el premio al plato más rico se lo lleva el steak tartar tibio sobre tuétano a la brasa con huevas de tobiko y patatas soufflé. Por otro lado, y siguiendo con la carne, considero que la apuesta más original es la del canelón de liebre ‘a la royale’ con su lomo, foie-gras y hoja de haba. ¡Fuerte pero irresistible! Y aunque yo no soy mucho de pescado, debo confesar que mi primer encuentro con la raya, aquí cocinada a la mantequilla negra con puré de patata al limón, fue muy satisfactorio.
De postre: pastel de chocolate con cítricos y el plus de los fresones rellenos con chocolate blanco y vainilla de Tahití sobre tartar de rosas. Éstos últimos, una auténtica delicia.
Todo eso maridado con un vino experimental -muy afrutado pero imposible de definir- y terminado a lo grande con cava. ¿El resultado? una noche increíblemente divertida gracias a Romero y a su servicio tan minucioso, a la comida -sin fallos- y a la buena compañía. Nada que objetar. Si no habéis estado nunca en el Suculent, de verdad que vale la pena visitarlo aunque sea para celebrar un día especial. Abierto de miércoles a domingo de 13h a 16h y de 20h a 23:30h
- Tipo de cocina: Mediterránea, de autor.
- Precio: €€€
- Dirección: Rambla del Raval, 43. 08001. Barcelona
Texto y fotos: Gemma Ribera
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