MÚSICA – CATALUNYA – CRÓNICA
Manu Guix es un cantante, compositor y director musical nacido en Barcelona cuyo nombre y cuya cara a muchos resulta familiar porque lleva más de una década apareciendo en televisión, produciendo musicales y tocando incluso para otros artistas. Pese a su larga carrera discográfica, últimamente estaba acostumbrado a dar conciertos en salas de pequeño formato como Luz de Gas. Allí actuaba a menudo para un público enamorado de su sonrisa y de sus letras románticas, variando el repertorio una vez al mes. Al fin, después de cinco años sin publicar álbum y tres meses volcado en OT 2017, este viernes 16 de febrero retomó su camino en solitario y dio el salto a la Sala Razzmatazz -ampliando aforo de la sala pequeña a la grande- para presentar su quinto álbum de estudio.
El «hombre del piano» catalán, por así decirlo, se subió al escenario con su banda de músicos y, hacia el final del show, invitó a la coral Barcelona Gospel Messengers a cantar con él los últimos temas. El piano de cola y el teclado se iban alternando los papeles principales, pero la selección de instrumentos de viento que acompañaban a Guix dotaban de mayor elegancia y sonoridad a cada una de las canciones.
A la hora de escribir, los mensajes que guardan sus letras suelen llamar a gritos al optimismo, a la valentía y a la superación. Eso se nota desde sus comienzos con el lanzamiento de sus discos De Cabeza (2003); Manu Guix (2005) y Onze Llachs (2008). Sin embargo, la popularidad del intérprete aumentó con la llegada de Pas a Pas (2012) y su single Dóna-li a la vida.
Siempre ha combinado el catalán y el castellano tanto en su trabajo diario como en la creación musical, pero parece que en su regreso a la industria con Després de tot (2017) ha optado por hacer un disco íntegramente en su lengua materna en forma de caja donde cada canción tiene un porqué; una denuncia social o un reclamo personal, es decir, un sentido propio.
En este primer concierto de presentación no hubo versiones ni canciones en otros idiomas. Habló y cantó en catalán de principio a fin. En su tierra, para su gente. Dirigiéndose con cariño a los nuevos sin olvidar a los de siempre. Ni las personas ni tampoco las canciones. Sonaron con energía No em queda clar, Una paraula, La nota constant, Jugar a ser grans… También hubo espacio para la canción dedicada a sus hijos Puc ser-ho tot; para un Tic- tac a ritmo de gospel; Se sent sol@ con una introducción que invita a «defender por encima de todo la libertad individual de cada uno» y El got mig ple, primer single del álbum que fue coreado por la sala entera.
Y de entre las antiguas no podía faltar En tres minuts. Ese fue el momento más esperado y aclamado de la noche, pues la entrega vocal y física de Guix junto a las linternas de los móviles al aire dejaron un cúmulo de voces quebradas cantando al unísono y cientos de emociones a flor de piel.
Pocas sorpresas pero mucha delicadeza. El amor por la música que siente Manu Guix es palpable en un solo gesto, en un simple acorde. Gracias al Room Festival por ponerle en cartel y permitir que más gente descubra su talento, esa mezcla de funk, soul y pop tan cuidada. Sino pudisteis ir, que sepáis que habrá otros conciertos programados.en su inminente gira #DesprésDeTotLive.
Texto: Gemma Ribera
Fotos: Adriana Díaz > © COMOexplicARTE