TEATRO – CATALUNYA – CRÍTICA
Hace seis meses, la actriz comediante Lloll Bertran protagonizaba La Lloll i el secret del Maldà en el propio espacio El Maldà. Era un concierto teatralizado, un monólogo musical en el que explicaba el cuento de Jean-Luc de la Croix Rochelle, un conde francés que se instaló en Barcelona, amante del cabaret y ansioso por encontrar el amor. El espectáculo, que entonces duraba 55 minutos, ha ido evolucionando y, sin abandonar ni la historia ni su protagonista, se ha mudado al Club Capitol, ha cambiado de titulo a El secret de la Lloll y ha incorporado nuevos elementos escénicos y canciones para alargarlo hasta los 80 minutos, ampliando también la interacción con el público.
Loll es la directora y la guionista del espectáculo. La intérprete catalana lleva tantos años encima de los escenarios que tiene una soltura y una energía envidiables. Podría estar sola que las bromas y los simpáticos discursos que suelta le funcionarían de igual manera, pero en este caso, en el Capitol, la acompañan dos personas. A su derecha, la directora musical Ariadna Cabiró tocando el piano y haciendo los coros (aunque a veces puede ser Isaac Fonoll). A su izquierda, Eduard Autonell como percusionista, segunda voz y ayudante (o Bernat Cot, depende de la función).
La escenografía puede resumirse fácilmente: un taburete y un biombo. Todo gira a su alrededor. Son dos objetos que se van transformando y que, a su vez, marcan el ritmo. El resto de elementos van apareciendo progresivamente.
El conde, a su llegada a la Ciudad Condal, se enamora de Lola, una madame que le vuelve loco desde el primer encuentro. Lloll entra y sale de la piel de Lola con toda la fluidez y la seguridad del mundo, pero es que no solo hace de cabaretera sino que interpreta hasta 9 personajes distintos. En el cartel la obra se define como una «historia irresistible«, y aunque esté destinada al público adulto, a la sala 2 del Capitol pueden entrar niños y jóvenes. El secret de la Lloll no es más que un cuento reinventado con letras de canciones míticas adaptadas al contexto.
- ¿Por qué verla?
Hasta el 15 de abril hay tiempo para ir a las Ramblas a ver a esta mujer hablando en catalán, francés, italiano e incluso portugués. A escuchar sus versiones de Maria (West side Story), Parole, Parole o de L’himne dels pirates (Mar i Cel) y, sobre todo, a pasarlo bien. El detalle de que el texto incluya suaves guiños que critican el sistema político podría evitarse, pero no deja de ser un buen recurso para echarse unas risas.
Valoración: ✮✮
Texto: Gemma Ribera
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