TEATRO – CATALUNYA – CRÍTICA
En ocasiones asistimos a la presentación, en otras, por cuestiones de agenda, vamos al teatro a ver la obra y os traemos la crítica según nuestra opinión. Con Temps Salvatge ha pasado lo segundo. Pero tranquilos, hay poco malo que decir sobre ella. El texto de esta producción del Teatre Nacional de Catalunya es de Josep Maria Miró y la dirección corre a cargo de Xavier Albertí, quien también dirige el TNC. Último estreno de la temporada vigente, en cartel del 10 de mayo al 17 de junio. El relato enseña la cara oscura de una comunidad que se enfronta a sus peores miedos. Según el autor, colocar a los personajes en un espacio singular sirve para explorar sus conductas a la hora de convivir con otros seres humanos y, a veces, incluso sin querer, ayuda a recordar cuales son las problemáticas globales que nadie quiere aceptar pero que afectan a todos.
Para dar comienzo a la historia se escenifican algunos sucesos reales. El tema inicial es serio: las detenciones de inmigrantes que tuvieron lugar en Alemania un año después del cúmulo de agresiones sexuales y robos durante la noche de fin de año de 2016. Partiendo de esa base se sitúa al espectador en una urbanización alejada de la ciudad, un lugar en calma al lado del bosque.
Allí, los vecinos tienen previsto organizar una fiesta preparada especialmente para el disfrute de los jóvenes en el pabellón municipal, cerca de una zona por donde cada día circulan extranjeros de un lado a otro. De repente, aparecen en las paredes del pueblo pintadas amenazadoras que van trazando el perfil de un enemigo. Alguien que hace daño a la comunidad pese a que se desconoce su identidad.
Laia Manzanares y Carme Elias son nieta y abuela. La comunicación entre ellas ha sido escasa en años, pero ahora tienen que vivir juntas por necesidad vital. Borja Espinosa y Alicia González Laá interpretan a una pareja en crisis que, individualmente, se dedican a hacer actividades extrañas, un tanto sospechosas. Miriam Iscla y Eduard Farelo son una directora y un profesor de instituto que mantienen conversaciones interesantes al más puro «estilo shakespeariano»… todos ellos comparten las áreas comunes del mismo edificio, un espacio abierto desde donde se percibe cada gesto.
Manel Barceló, Marina Gatell, Sara Espígul y Malcolm McCarthy completan el reparto metiéndose en la piel del resto de los personajes -los cuales cuesta definir-. Son complejos individuos que trafican con personas. Que mientras se nutren de la bondad de unas, el aire de otras les contamina. Y que llevan en la espalda una mochila que a cada paso pesa más. Quién dice que con tanta tensión y violencia no vaya a explotar una bomba o no van a oírse disparos…
Temps salvatge -que sería tiempo salvaje en castellano-, es un ejercicio artistico que, con su narración y la potente interpretación de cada uno de los actores, nos demuestra cómo intentamos domesticar el tiempo mediante el miedo. El montaje de Albertí hace al espectador partícipe de dicha sensación. La escenografía de Lluc Castells saca provecho de la profundidad de la Sala Gran del TNC y reúne plataformas móviles, agua e incluso vehículos. Impresiona, la verdad, y ayuda a reforzar el discurso. Lo que viene a decir la obra es que si fuéramos capaces de reconocer que no estamos solos porque hay más gente alrededor que sufre y siente miedo, seguramente no dejaríamos que nos dominaran agentes externos. Ni tampoco dejaríamos que unas manos externas nos rasgaran el alma.
- ¿Por qué verla?
Plantea temas de actualidad que nos preocupan a todos, e incluso expone una situación parecida al caso de ‘La Manada’. La colectividad, la sexualidad, las condiciones adversas… En resumen: cotidianidad reflejada a través de hilos que van enlazándose, es decir, de historias personales que tienen algo en común. Lo hace en 2h y media, pero no se hace largo en absoluto. Hay dinamismo, tensión, violencia, gritos y acuerdos y desacuerdos que mantienen al espectador alerta. Y un final adecuado. Mejorable, sí, pero adecuado. Ah, la música es también un factor a tener presente. Información y entradas.
Valoración: ✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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