MÚSICA – INTERNACIONAL – CRÓNICA
Siete años esperando el regreso de Shakira a los escenarios y de repente, cuando la gira estaba anunciada para finales de 2017, por problemas de salud tuvo que posponerla hasta el verano de 2018. Pero todo llega, y tal como ella misma afirmaba, finalmente volvió a casa. Las dos fechas en el Palau Sant Jordi de Barcelona se llenaron de fans. De los de siempre que recuerdan su época rockera y de las nuevas generaciones que adoran el reggaeton y los rizos de la cantante colombiana. Su voz es especial y no gusta a todos, pero nadie puede negar que tiene un gran control de su cuerpo y que ver como se mueve y disfruta en directo de la música resulta un auténtico espectáculo.
A la hora citada, las 21:15h, se apagaban las luces y se abria una puerta iluminada para señalar la pasarela que comunicaba el escenario central con una pequeña plataforma circular. En las pantallas laterales, imágenes de Shakira desde bebé hasta la actualidad y, de fondo, se escuchaba un ‘Estoy aquí’. Canción de apertura que enlazó con ‘¿Dónde estás corazón?’. A partir de ese entonces comenzó un vendaval de canciones que removían los recuerdos… De una antigua a una reciente y tiro porque me lleva la corriente. (Ah no, que así no era… Pero ya me entendéis).
Con el paso de los años -y como es lógico por estar unida a Gerard Piqué y por tener raíces catalanas- Shakira ha ido mejorando su catalán y pasó todo el concierto hablando en esa lengua con sus fans, aunque también traducía al castellano y se dirigia en inglés a los músicos. Para presentar a la banda no se anduvo con rodeos. Dijo sus nombres al poco de iniciar el show y siguió cantando y bailando como si nada, sin entretenerse demasiado. Al fin y al cabo, el talento de los músicos se demuestra canción a canción. Guitarras, tambores, coros… Está muy bien acompañada, pero el centro de atención es ella, claro.
Se libró de las cadenas al ritmo de ‘Loba’, hizo salir la nostalgia a escena con ‘Si te vas’ y ‘Nada’ y, para recuperar los ánimos, hizo un salto al presente y nos hizo bailar con ‘Perro fiel’. Últimamente la artista latina acumula varias colaboraciones musicales con cantantes urbanos como Maluma, Nicky Jam o Carlos Vives y esos temas no podían faltar en el repertorio de #ElDoradoWorldTour. Eso sí, ella cantaba su parte y el featuring aparecía en las pantallas. No hubo invitado especial. Solamente en ‘La Tortura’ y en ‘Hips don’t lie’ contó con su inseparable Meléndez -ese hombre de color con el pelo largo- para hacer la voz masculina.
El último disco de Shakira se llama ‘El Dorado’ (2017) pero, en realidad, la época dorada la tuvo hace más de una década. Los temas que quiso incluir de álbumes como ‘Pies descalzos’ (1995) o ‘Servicio de Lavanderia’ (2001) los interpretó con arreglos distintos a la versión original, algo que despistó un poco al público. ‘Underneath your clothes’, ‘Inevitable’ y ‘Suerte’ (Whenever, Whenever) sonaron diferente a como nos tenía acostumbrados pero llegaban al alma igual, y eso es lo que cuenta.
Con la mano en el pecho, la intérprete de éxitos como ‘Chantaje’ confesaba: «Esta noche es muy especial para mí porque estan Mis padres, mis hijos y ustedes: mis amigos. […] Gracias por aceptarme como soy. Gracias por esperarme y permitirme este regalo de cantar para ustedes una vez más». Justo después, las pantallas enfocaban a Piqué con los dos hijos de la pareja, mientras ella les dedicaba ‘Me enamoré’ y la gente seguía la letra a modo karaoke -escrita por todas partes-. En ‘Tú’ y ‘Amarillo’ hubo más referencias y mensajes de amor, cubiertos por luces de colores, confeti y mucho ruido.
El momento más intimo fue cuando la banda se reunió en la tarima para interpretar en acústico ‘Antología’, pero duró poco. Hubiera sido emocionante escuchar otros temas lentos como ‘La pared’ o ‘Gipsy’ que antes incluía en la lista, pero cada vez tiene más hits musicales en su discografía y por tanto es más dificil seleccionar y descartar opciones. La fiesta tenía que continuar y para ello incluyó ‘Loca’ + ‘Rabiosa’, dos temas con los que nos hizo bailar como nadie, seguidos de ‘Can’t remember to forget you’. Los bloques se separaban con proyecciones en las que salía ella hablando sobre su infancia y sobre la labor solidaria que realiza. Cambio de vestuario y adelante. Pausas cortas, actuaciones largas.

La Shakira con faldas y a lo loco es la que nos gusta. La que siente la música y seduce con sus movimientos de cadera. Al turno de ‘Suerte’ realizó una de sus sensuales coreografias de danza del vientre y la historia se repitió cuando introdujo ‘La, la, la (Dare You)’ y ‘Waka, Waka (Ésto es África)’. Quiso recordar su participación en el Mundial de 200 y el de 2014. «¡Salten conmigo!» repetía sin parar de moverse.
Su lado más cercano y humilde se vio cuando, en el último bloque, la de Barranquilla apareció en medio de la gente caminando por un pasillo habilitado en la pista hacia el escenario. Las cámaras enfocaban las caras de los afortunados que pudieron tocarla, y su sonrisa, claro. ‘Toneladas’ fue la canción escogida para ese momento. Emociones a flor de piel. Al alcanzar el escenario, se deshizo de la capa superior de ropa y dejó al descubierto un vestido rosa largo con el que, mostrando sus pies descalzos, interpretó ‘Hips don’t lie’ y ‘La Bicicleta’. Se despidió con cañones de humo y fuego.
Se la vio feliz y agradecida. Tras Bilbao, Madrid y A Coruña, hoy toca actuar por segunda noche consecutiva en su tierra antes de marcharse a recorrer Europa. Queridos lectores: Shakira ha vuelto con fuerza.
**Próximamente incluiremow fotos.
Texto: Gemma Ribera
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