CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
El cineasta catalán Dani de la Orden vuelve a lucirse como director con El mejor verano de mi vida, su nueva película que clausuró el 21º Festival de Málaga fuera de concurso y tuvo su estreno en el BCN Film Fest 2018. Se trata de una comedia familiar pensada para que padres e hijos vayan juntos a verla y a echarse unas risas. La primera impresión con el planteamiento y la aparición de Leo Harlem, Toni Acosta y Jordi Sánchez en el reparto principal es que la cinta cuenta con un 50% de probabilidades de que sea o muy buena o muy mala. Sorprendentemente, lleva la idea allá de la comedia actual y recupera el estilo de las cintas de los años 90, obteniendo una cinta fresca que tiene dinamismo y que une el humor con el sentimentalismo.
El valor primordial de una comedia es que haga reír a la gente y le ayude a desconectar de sus problemas personales. Eso ya de por si es complicado, pero llegar más lejos lo es todavía más. El hecho de que aparecen niños en pantalla anunciando un producto o formando parte de él, funciona como mecanismo para suscitar el éxito de ventas o el alcance. En las películas ocurre lo mismo.
El mejor verano de mi vida es una versión de una cinta italiana donde hay dos protagonistas infantiles que son dos niños. En la española, la diferencia es que son niño y niña, pero en ambos casos son un pilar fundamental para que la historia conecte con el público. «Los niños dan la esencia que necesita la película. Trabajamos con ellos en base a la improvisación», afirmaba De la Orden en Málaga.
Los pequeños Alejandro Serrano y Stephanie Gil apuntan maneras, pues ya tienen una soltura admirable delante de las cámaras pese a su corta edad. «Trabajar con las dos mini-estrellas del reparto fue un lujo. La gente me preguntaba si era complicado pero realmente a los que menos tenía que dirigir era a ellos», confesó el director. Quizá la película sea un poco ‘cursi’ por ponerse a retratar un aparente verano ideal en familia, pero De la Orden lo tiene claro: «la vida ya es demasiado dura como para no ponernos cursis en el cine. No pasa nada».
A Leo Harlem estamos acostumbrados a verle actuando como monologuista, pero ahora que ha sacado a la luz su faceta de actor, le animamos a seguir adelante con ello. Él encarna a Curro, un vendedor de robots de cocina que anhela ascender de puesto y entrar así a formar parte del mundo financiero. Su relación de pareja con el personaje que interpreta Toni Acosta (la parte racional del film) cuelga de un hilo, y pese a tener fuertes deudas que solventar, Curro le promete a su hijo Nico un verano de película si éste saca todo sobresalientes en la escuela. El cómo y el cuándo cumple su pacto no los desvelaremos, pero es el quid de la cuestión.
Maggie Civantos, Arturo Valls o Berto Romero son algunos de los actores secundarios. Todos ellos tienen un perfil cuanto menos gracioso y peculiar, diseñado para encajar dentro de la comedia de género. Se mantuvo el storyline de la versión original, es decir la estructura, aunque la trama fue adaptada a la situación social de nuestro país.
- ¿Por qué verla?
La película nos regala un simpático y animado viaje a la infancia. En palabras del director, que insistía en el papel de los pequeños: «Los niños son permeables a los adultos y muchas veces los subestimamos. […] Para mí la película habla de la comunicación». No se hace pesada y te lo pasas bien. Tampoco merece una nota excelente porque no deja de ser una comedia de tantas, pero está bien hecha y cuenta con un guion nostálgico y unos protagonistas muy divertidos. Estreno en cines el 13 de julio.
Valoración: ✮✮✮
Texto y fotos: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: