MÚSICA – ESPAÑA CRÓNICA
A todo cantante le produce satisfacción anunciar una segunda fecha consecutiva en el mismo lugar. Eso es sinónimo de éxito con la venta de entradas y de gran cantidad de público pendiente de su música. De normal ya es una buena noticia, pero seguramente es aun mayor cuando se trata de un festival como el de Cap Roig, en Calella de Palafrugell. Pablo López trajo ‘Camino, Fuego y Libertad’ con su doblete de domingo y lunes (19 y 20 de agosto) y se emocionó igual que todos los presentes. Hace 10 años salía de la academia de OT 2008 y actualmente es «el hombre del piano». El cantautor malagueño, por su propio pie, ha sabido luchar por su sueño y, a día de hoy, es experto en conquistar corazones componiendo y compartiendo canciones.
Así lo demostró en el escenario montado en los Jardines de Cap Roig, en ese festival el cual visitó por primera vez en 2012 como telonero de Keane, sin imaginarse que en 2014 sería invitado por Antonio Orozco para tocar con él y, ni mucho menos, que en 2018 ofrecería no uno sino dos conciertos él solo, formando parte del cartel y de la programación oficial.
El artista tiene un lema muy claro que pretende expandir por todo el mundo y que define perfectamente con el titulo y el contenido de su esperado tercer álbum: El derecho a la libertad. «Me imagino que has aprendido a ser asquerosamente libre, sino, ya estás tardando», comentaba al poco de empezar y de manera personal a cada uno de los presentes.
La primera noche en la Costa Brava la vivió tan intesamente que, de un modo u otro, ya sea la brisa marina o vete a saber qué, le afecto para el día siguiente. Pablo López es alguien que sempre pone el máximo de corazón, alma y garganta a la hora de sentarse frente al piano y cantar, pero los sobreesfuerzos pasan factura. Eso lo sabemos. La noche del lunes su voz sonaba más rasgada y, al menos al principio, no llegaba a los agudos ni era capaz de alargar los finales como suele hacer.
Mientras de fondo sonaba un audio a modo de preludio, López y su banda ocupaban el escenario y abrian el concierto con las nuevas El camino y El niño. Seguidamente, turno de Vi -uno de los temas que le hizo resurgir de las cenizas cual ave Fénix- y Ven, ambos recuperados de sus anteriores trabajos discográficos. Podría bastarse de su inseparable instrumento de cuerda para contar sus historias a través de la música, pero el hecho de tener al lado a tres músicos refuerza las canciones y hace que suenen como su versión de estudio.
Aun sin actuar en plenas facultades, en su segunda cita el artista de Fuengirola tampoco paró de jugar con el piano ni de interactuar con el público. A nivel interpretativo pone tanto énfasis y emotividad que quizá podria decirse que es el Jamie Cullum español. Paralelamente, también hay momentos en los que, por su carisma y su cercanía puede recordar a alguno de los monologuistas tan dicharacheros que tenemos en el panorama nacional. ¿Podría hablar o bromear menos y limitarse a cantar más? Si. Pero es que él es así de natural y se nota que le encanta compartir anécdotas y enseñar de dónde provienen sus canciones y cuál es el mensaje que esconden.
Pensábamos que su último single El Patio tardaría en llegar, pero no. Lo colocó en la fase inicial del repertorio. Buena forma de ganarse la estima del público. Prosiguió explicando el origen y cantando otros temas de ‘Camino, Fuego y Libertad’ como El Teléfono, Lo Imposible o El futuro. De entre tantos discursos, cabe destacar la presentación de El Incendio, «Ésta canción la quiero dedicar a esa gente que te calienta en agosto y también en enero. […] A la gente que te mete fuego por dentro porque no hay nada mejor ni más bonito», comentaba antes de proceder a tocarla.
A medida que avanzaba el concierto iba calentando la voz, hidratándose y tomando el control de la situación siendo consciente de todo. «Si tengo que morir que sea aquí en Cap Roig. Perdonad mi carraspera», decía entre risas. En la segunda mitad, justo después de Dos Palabras, encaminó -y nunca mejor dicho- una racha de éxitos formada por esperanzadoras Te espero aquí, Hijos del verbo amar, El Mundo y Lo Saben Mis Zapatos, la cual tocó combinando el sonido de las teclas con las cuerdas y un poquito de percusión corporal.
«Quiero retener esto en mi memoria y lo estoy haciendo. Es increíble. En serio. Gracias por estas dos noches». Las palabras de agradecimiento se repetían constantemente, fruto de lo alucinado que estaba el propio artista por poder cumplir un sueño tan especial para él. «Haganme el favor de vivir cada día como si fuera el primero y no el último. Yo no quiero que esto acabe». Uno de los momentos más íntimos que nos regaló fue el turno de El Gato, tema dedicado a su mascota llamada Freddie. A raíz de, según confesó, sentirse como Freddie Mercuty haciendo cantar, aplaudir y levantar de los asientos a tanta gente, sin esperarlo derivó el espectáculo hacia un mix de Show must go on de Queen con su canción La Dobleuve. Desde luego, maneras originales de explicar sus aventuras y sentimientos no le faltan.
Se acordó de toda la gente que ha hecho posible que su andadura musical se estabilice. Desde su hermano Luis López que le arropa en cada concierto entre bambalinas hasta los amigos y el equipo técnico. Su «padrino» fue Orozco, pero a él también le gusta descubrir nuevos talentos.y lo dejó bien claro apostando por Guille Ogayar e interpretando juntos A contraluz, un tema inédito compuesto por este joven barcelonés.
En el #TourSantaLibertad era obligatorio escuchar y predicar La Libertad, uno de los temas que retumbó más fuerte. Acabamos saltando con Suplicando y Tu enemigo, que pusieron punto y final a más de dos horas de concierto en los Jardines, con algún que otro grillo acudiendo como invitados especial debido al calor.
Texto y fotos: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE