CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
Hace mucho tiempo que el director iraní Asghar Farhadi tenía previsto rodar en España. Nueve años después de A propósito de Elly (2009), película que rodó en su país natal narrando la historia de unas vacaciones malogradas a causa de la desaparición de una niña, el cineasta dibuja una línea paralela y nos descubre Todos lo saben. Descrita a partir de las sensaciones percibidas al encontrar una foto de una niña perdida colgada en una farola durante un viaje que el propio Farhadi y su familia realizaron a nuestro país, parece que la cinta guarda parecidos razonables con el viejo título. Aferrándose de nuevo a las relaciones interparentales, la mentira, el poder del dinero y los recuerdos del pasado, en este caso retrata la España rural desde su intransigente punto de vista.
Ricardo Darín, Penélope Cruz y Javier Bardem son tres de los intérpretes que encabezan el reparto de este drama con alma de thriller y con una estilización visual que recuerda al cine negro. Cerca de ellos están Inma Cuesta, Bárbara Lennie, Eduard Fernández, Elvira Minguez o Sara Sálamo. Hay a quién seguramente le basta con leer alguno de estos nombres para ir a ver semejante obra de arte cinematográfica. Luego están los que admiran al autor o simplemente se sienten inspirados por el argumento. Todas las opciones son válidas. Nadie saldrá perjudicado, la desventura sólo ocurre en pantalla.
Cada personaje merece una extensa carta de presentación, esto es así. Atención también al papel de Jose Ángel Egido, figura externa a la familia de viticultores que sirve de gran ayuda. En el fondo todos tienen su ‘qué’. El personaje de Penélope está compungido y se nota que no podría seguir en pie sin el apoyo de sus dos hombres. Si bien el de Darín aparece poco y sin destacar, el de Bardem está siempre en primer plano y sufre una transformación tan bestia que, en varias escenas le convierte en el eje central.
Laura (Cruz) y Paco (Bardem) fueron amantes en su juventud y aún no se han olvidado el uno al otro. Ella se casó en Argentina con Alejandro (Darín) pero vemos cómo emprende un viaje de vuelta al pueblo para acudir a la boda de su hermana (Cuesta), donde llega con sus dos hijos pero sin su marido. En mitad del convite, cuando la fiesta no podía ir mejor, un mensaje de texto revela que han raptado a su hija adolescente Irene (Carla Campra). Todo se paraliza pero es de noche, llueve y las labores de búsqueda se complican.
Los nervios y la tristeza se apoderan de las mentes de unos y otros y la recopilación del dinero necesario para el rescate provoca una total y absoluta desestabilización familiar. Invadidos por el orgullo y por el rencor que arrastran desde tiempo atrás, resulta difícil controlar la situación. Los vínculos emocionales se rompen. Sus rostros, gestos y discursos lo ejemplifican. Farhadi se entremete en la vida privada de los personajes y va, como aquél que dice, deshojando margaritas hasta desnudarlas. Al final llega un punto en que los secretos ya corren a voces.
El espectador, por su parte, también tiene sospechas y entretiene irremediablemente tratando de adivinar quién es el asesino. Una especie de ‘Cluedo’ cuyas pistas se dan mediante una alta intensidad narrativa y una fotografía realmente cuidada y delicada. A veces ni siquiera hacen falta palabras porque cuanto más hablan, más evidente se vuelve la resolución del caso.
Es justamente ahí donde la cinta pierde fuerza. Es lógico ver a Laura angustiada y querer simpatizar con el personaje así como desconfiar de otros que no juegan limpio. Lo que no es normal es que la historia se dilate tanto entre perturbadoras miradas. Son más de 2 horas de película y, por mucho que el director sepa cómo dosificar las verdades y las mentiras en pequeños frascos, la acción podría concentrarse en menos tiempo. De este modo el suspense le ganaría la batalla al dramatismo.
- ¿Por qué verla?
La pelicula, que abrió el Festival de Cannes de este año, es española, sí, pero no es la clásica comercial. Los actores llaman la atención por ser estrellas del cine tanto nacional como internacional, pero es que, realmente, con otro reparto diferente el relato no tendria la misma sensibilidad, ni tampoco la misma credibilidad. El guión puede volverse repetitivo pero técnicamente no hay nada que objetar. La música y el color de las imágenes son un acierto y suman tensión a la trama. Hay que tener en cuenta que La separación (2011) y El viajante (2016) otorgaron dos Oscar al director iraní en la categoría de película extranjera. Quién sabe adónde puede llegar Todos lo saben… En cines desde el 14 de septiembre.
Valoración: ✮✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: