CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
Un ente todo poderoso interrumpe una cena de nochevieja de una familia que ya de por si no para de discutir. Del reino de los cielos baja Dios, personificado ésta vez como un mendigo cascarrabias que no supera el metro cuarenta de altura y que tiene ganas de ponerlo todo patas arriba. Así han construido Albert Pintó y Caye Casas al personaje principal de Matar a Dios, comedia negra que presentaron en el 50º Festival de Sitges como su primer largometraje al mando de la dirección y guion tras media vida dedicada al universo de los cortometrajes. Galardonada con el premio especial del Público en dicho festival, la cinta se estrena casi un año después en cines: el 21 de septiembre.
Emilio Gavira encarna al ser divino huyendo de tópicos e imitaciones de actores que lo hayan podido interpretar anteriormente. Con cierta gracia. En mitad de lo que vendría a ser una fiesta navideña, Dios se cuela en el salón amenazando a Carlos (Eduardo Antuña), su mujer Ana (Itziar Castro), su hermano (David Pareja) y su padre (Boris Ruiz) con liquidar a la raza humana a la mañana siguiente. Están aislados en una casa en el bosque y aparece así, de la nada y porque sí. Lo que les propone es que los cuatro familiares se pongan de acuerdo y tomen la decisión de anunciar los nombres de las dos únicas personas que podrán sobrevivir. Una tarea que parece fácil pero que, en el fondo, no lo es.
La cuestión es: ¿Hay que mirar por uno mismo o es mejor salvar a un ser querido? A lo largo de la trama, la cual está repleta de diálogos con comentarios despectivos, ironía, humor negro y alguna que otra bronca, al final el espectador -de igual manera que los personajes- puede llegar a formularse otra pregunta intrigante: ¿Es realmente Dios quien ha aparecido de forma repentina disfrazado de mendigo y con pensamientos malvados?
El vagabundo recuerda al papel que Jaime Ordóñez interpreta en El Bar (2017) de Álex de la Iglésia, pero es que la estética y el tono de la cinta debut de Pintó y Casas evocan firmemente a la filmografía del veterano cineasta bilbaíno. Igual que sucede con sus controvertidas películas, ésta tampoco sería recomendable para todos los públicos en cuanto a la edad. Sí que pueden verla ateos y creyentes porque incide en la religión pero de ‘buen rollo’. Me refiero a que el lenguaje que emplean en el guion es un tanto áspero y quizá no todos entiendan o respeten por igual ese tipo de humor.
El reparto funciona. Los personajes conversan sin pelos en la lengua y dan pie a momentos muy jocosos, especialmente Castro y Gavira. Lástima que a nivel narrativo hay demasiados altibajos que desconcentran al espectador y le hacen perder interés. Está bien recurrir a la exageración para intentar hacer algo original y llevadero, pero sin pasarse.
- ¿Por qué verla?
La idea es bizarra de por si y el conjunto de imágenes parece sacado de un cuento fantástico. Los personajes parecen sacados de un circo pero al menos son divertidos. Por ser una pelicula de bajo presupuesto, y aunque el final se preeve con facilidad, los autores consiguen resolver el misterio de forma efectiva y sin rodeos, cosa que se agradece. Recientemente Matar a Dios ha obtenido los galardones a Mejor dirección y a la Mejor actriz (Itziar Castro) en el Festival de Cine Fantástico de Buenos Aires, el Buenos Aires Rojo Sangre. Puede que no sobresalga en la cartelera, pero sin duda aquél que la elija se va a reír un rato.
Valoración: ✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: