GASTRONOMÍA – BARCELONA – RESTAURANTE
A principios de verano abrió en la calle Enric Granados de Barcelona el primer restaurante que adapta el concepto de ‘Street food’ al plato de tenedor y cuchillo. El chef Marc Blesa, cansado de llenarse el estómago con las propuestas que veía al transitar la calle Khaosan de Bangkok -símbolo ejemplar del Street Food-, se quedó con ese nombre, y un día, a la vuelta de sus constantes viajes por el resto de Ásia y América Latina, deicidió aportar sus ideas culinarias y crear una intersección entre la gastronomía más callejera de los dos continentes: Khaosan Street Food.
Cada vez son más los chefs que se apuntan a la tendencia de servir la comida sobre ruedas. Se meten dentro de su camioneta o food truck y enseñan lo que saben hacer en pequeñas dosis, a pie de calle y supuestamente a precios populares (algo que podría discutirse). Khaosan es eso, pero en un sitio cerrado. En un restaurante tradicional que aspira a convertirse en un referente por la zona centro. El local es estrecho y largo. La decoración juega con madera, metal y carteles y letreros luminosos. Moderno pero informal, al más puro estilo urbanita, callejero. Tiene la cocina visible pero no te queda ningún mal olor en el cuerpo. Todo correcto.
Marc es quien da la cara, es decir, es el propietario además de chef. Aun así, en los fogones cuenta con Oscar Hrepic, que es quien realmente elabora los platos. Juntos trabajan mano a mano para salir de lo común con una mezcla de ingredientes de aquí y de allá. Las referencias de la carta están pensadas para compartir. Hay unas 15 opciones saladas a las que debemos añadir las sugerencias fuera de carta y otros 5 dulces con los que terminar por todo lo alto. Hojeando vemos que tienen un apartado dedicado a los vinos, otro a las bebidas y uno extra para cocktails que no superan los 8 €. ¡Esto pinta bien!
Cena para dos. Nos dejamos aconsejar por Marc y consigue convencernos de que vamos por buen camino ya desde el primer bocado: el Bánh Mi, un bocadillo vietnamita de ternera al que la mayonesa de kimchi le da un toque único. El Wonton de gamba con curry rojo, cacahuete y emoki es un plato de cuchara que va con una fuerte salsa y no podía faltar en la lista.
Durante la noche nos tocó aceptar el cerdo como nuevo animal de compañía, ya que dos de los platos que nos sirvieron llevaban dicha carne. Pero no había de qué quejarse ni cansarse porque nos encantaron todos, que conste. Cabe decir que la arepita de costilla de cerdo con aguacate, cebolla dulce, tamarindo y salsa criolla tiene el tamaño perfecto, y que el sabor dulzón del maíz contrasta con la carne y las especies. La papada de cerdo thai, por su parte, nos conquistó gracias a su textura suave al punto de sal (con un poco más puesta en el plato para los paladares más exigentes). Es contundente.
En mi opinión, el más sorprendente de los que probamos no se encuentra en la carta y es el Patacón pisao. Por su originalidad y por la mezcla de ingredientes. Carne de ternera cocinada durante 12 horas y posteriormente desmechada sobre una base de platano frito y con queso de mano, aguacate y la salsa hogao tradicional de Colombia.
Pasamos a los postres, ambos muy exóticos: Mango spicy con crumble de coco y helado de jengibre y coco creado por DeLaCremBCN –una opción cuanto menos refrescante- y la tarta de chocolate sin harina con curd de lemon grass y helado de maracuyá, el cual nos pareció muy curioso. Quizá de cara al invierno convendría retirar los helados, pero mientras aguanten… son una delicia.
El precio medio por persona es de unos 25€, pero para los que quieran probar la fusión gastronómica de Khaosan a un precio más asequible, el equipo ha puesto en marcha un menú de mediodía a 14€ que incluye aperitivos fijos y plato principal a elegir, postre o café y bebida. Abierto de 13 a 16h y de 20 a 24h con el lunes como dia de descanso. Poco más que añadir. Si estáis por el centro de Barcelona, acercaros y dejaros seducir.
- Tipo de cocina: Fusión. Asíatica y latinoamericana.
- Precio: €€-€€€
- Dirección: Calle d’Enric Granados, 13. 08007. Barcelona
Texto y fotos: Gemma Ribera
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