TELEVISIÓN – ESPAÑA – CRÓNICA
Eso de «las segundas partes nunca fueron buenas» puede cumplirse o no. En el caso de Operación Triunfo 2018, no es que fuera la segunda edición del programa, pero si una segunda parte de una nueva etapa que prometía incluso más que la anterior. Le guste o no al equipo directivo, la edición ganada por Famous ha funcionado, sí, pero los datos de audiencia revelan que se ha quedado a medio gas respecto a OT 2017. Gestmusic se limitó a reproducir la misma fórmula y, en cambio, solo ha obtenido polémicos debates a cambio, y una gala final con 2.231.000 espectadores que la convirtió en el cierre menos visto de la historia del talent show.
La victoria de Famous Oberogo, el joven nigeriano de 19 años y 1.91 de altura que vive en Bormujos (Sevilla), se anunció en una reñidisima final a tres. Los cinco finalistas eran él y cuatro chicas: Natalia, Alba Reche, Julia y Sabela, pero los porcentajes dieron un vuekco en la última ronda y se ajustaron aún más. La clasificación dejó en quinta posición a Julia, quién eligió cantar Déjame ser de Manuel Carrasco y se quedó con el 10% de los votos. Sabela, la concursante gallega, cantó Tris Tras, de Marful pero tan solo obtuvo el 12% de los votos del público y quedó cuarta.
A diferencia del año pasado, donde Amaia Romero se postulaba como la posible ganadora desde casi el principio, ésta vez podía aparecer el factor sorpresa porque no estaba tan claro quien se iba a llevar los 100.000 euros a casa. En una noche llena de intensas baladas -véase a Natalia interpretando Never Enough de Loren Allred o Creep de Radiohed en la voz de Alba Reche-, Famous conquistó a todo el mundo con una digna actuación, al apostar por And I’m telling you I’m not going de Jennifer Hudson.
En la rueda de prensa del día siguiente, Tinet Rubira (director de Gestmusic Endemol Group), confesó que hubo ‘sorpasso’ ya que Famous no iba primero en la fase inicial de la gala. Sea como fuere, el joven consiguió el 36% de los votos del trío final y resultó vencedor, mientras que Alba Reche lograba una segunda posición con el 35% de los votos y Natalia se quedaba en tercer lugar con el 29%. «OT tiene el mejor ingrediente: la calidad. Hemos tenido buenos números musicales, buenos concursantes y mucha emoción hasta el último momento. […] Yo titularía esta edición como «la edición de sonrisas y lágrimas», respondía Tinet a los medios.
Respecto a las polémicas y al odio generado en las plataformas digitales y las redes sociales hacia el desarrollo del programa este año, el equipo reaccionaba a las preguntas de la prensa sin temor. Tinet explicaba que «el debate es bienvenido» aunque él y el resto dicen ser «un equipo centrado en hacer contenido musical». Obviamente, decían, «es deseable que OT genere conversación pero no tenemos por qué justificarnos de cosas que no debemos». Aseguraban unos y otros que «internamente es un programa tranquilo».
Han habido decisiones equívocas comenzando por el hecho de querer aprovechar el tirón y apenas dejar descansar el formato. Y podríamos seguir enumerando errores como el despido de Itziar Castro (salvado con el regreso de los Javis como profesores de interpretación); el desequilibrio de estilos e idiomas en los diversos repartos de temas, el jurado, la mecánica de Eurovisión, etc. No obstante, tal como dice el propio Tinet, hay que ser optimistas, y si hay algo que ha mantenido en pie la estructura del programa y las ganas de verlo esto es la presencia de Roberto Leal.
El director de Contenidos, Canales y Producción de Programas de TVE, Toni Sevilla, se sumó al discurso de Tinet y ambos se dirigieron al presentador con tiernas palabras. «Eres el alma que une a todas las personas de OT y que ha unido a varias generaciones al otro lado de la pantalla», le decían. Aplausos. Todos estamos de acuerdo en que su bondad y su entrega son necesarias para dar vida a un programa como éste.
Noemí Galera, directora de la Academia y cazatalentos por excelencia, presumía del equipo con el que lleva años trabajando y afirmaba sentirse orgullosa. «Lo mejor de esta edición son las caritas de los concursantes. Como decía Javier Ambrossi, ha sido una edición para enmarcar, con lo bueno y lo malo. […] Gracias a Pablo Wessling y a Jordi Rossell por ayudarnos a hacerlo posible».
La rueda de prensa sirvió para aclarar que OT es un escaparate y que toda persona que quiera exprimir sus cualidades como cantante está invitado a participar. Sin embargo, «nunca es ni será el último punto, el límite, el último intento», refiriéndose a aquellos que se presentan al cásting porque creen que no tienen nada más que hacer para ganarse una carrera artística. Los cinco finalistas casi no hablaron, pero sí que se mostraron felices de poder mirar hacia fuera y con ganas de hacer gira, reunirse con los suyos y preparar su carrera musical de forma individual. La suerte está echada, solo hay que ir paso a paso. Eso sí: OT debe descansar. En esta vida todo es cuestión de tiempo.
Texto y fotos: Gemma Ribera
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