CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
Juana Macías dirigió Embarazados (2016) y se adentró en la comedia facilona pero ligera. Comedias de esas que no buscan otra cosa que hacerte pasar un buen rato buscando identificarte con situaciones cotidianas llevadas al extremo. Ahora pasa del idíico proceso que supone tener un bebé a narrar los encontronazos por los que puede pasar un matrimonio idílicamente feliz. De eso Bajo el mismo techo, su nueva película.
Nadia (Silvia Abril) y Adrián (Jordi Sánchez) son una pareja que felizmente se compra una casa en una lujosa urbanización con toda la buena fe de empexar una nueva vida. Cuando su única hija se va a trabajar al extranjero, llegan poco después las discusiones, los desacuerdos e incluso los papeles del divorcio. Compartir techo con tu ex no es agradable… ni fácil.
Madrid. 2008. La crisis económica en nuestro país es el detonante que hace estallar los nervios de los protagonistas y que, posteriormente, provoca la ruptura. Lo cómico surge a raíz del contexto, gracias a exagerar las malas decisiones que toman en torno a este asunto y sus consecuencias.
La película está dividida en capítulos marcados por epígrafes que describen las escenas. Son las distintas fases por las que pasan Nadia y Adrián, del amor más fogoso hasta el más puro declive. Sino, fijaos en la apocaliptica pelea. Es una fórmula simple pero que funciona. No ríes a carcajadas porque no deja de ser una cinta más del montón, pero sin duda, el grafismo es un acierto ya que la dinamiza y la hace más atractiva.
Otro punto a favor es el reparto encabezado por Abril y Sánchez. Ellos son dos maestros de la comedia y lo dejan claro en cada paso que dan y cada palabra que sueltan de su boca. Su compenetración es clave para que el público se crea la situación y lo que sienten en cada momento. Si nos ponemos más quisquillosos, vemos a Jordi Sánchez haciendo de un hombre desquiciado, bastante indelicado. Conserva la esencia de otros papeles anteriores pero aquí aporta un registro dramático que poco habíamos visto antes. Sin embargo, Silvia Abril mantiene sus tics y acaba volviéndose medio loca como en casi todos los papeles que interpreta. Más de lo mismo, vaya. Él le supera.
Podríamos arriesgarnos a admitir que los personajes secundarios femeninos, es decir, los de Malena Alterio o Cristina Castaño, superan al de la protagonista en alguna que otra secuencia.´Ambas tienen momentos brillantes por esa gracia que automáticamente les sale de sus adentros. Daniel Guzmán está presente hasta el final como el mejor amigo de él, pero tampoco tiene nada que ver con la amiga de ella, esa Alterio que destaca por encima del resto en cada aparición.
- ¿Por qué verla?
Lo principal es que es entretenida y que sigue los pasos típicos del género de la comedia: mostrar a personajes cuya felicidad va perdiénsode por el camino ya que por mucho que intentan cumplir sus propósitos, siempre hay algo que se lo impide. Está bien dirigida y estructurada, y es muy rica visualmente hablando. No es nada del otro mundo pero los actores que aparecen saben manejarla y consiguen que te distraigas de la realidad por unos 90 minutos. Ah… y ¿Quién dijo que los ‘influencers’ no podían acabar en la gran pantalla? Que se lo digan a Dulceida… En cines el 1 de febrero de 2019.
Valoración: ✮✮
Texto: Gemma Ribera
© COMOexplicARTE
Aquí el trailer: