CINE – ESPAÑA – CRÍTICA
Nos remontamos al año 2015 para recordar como Nacho G. Velilla dirigía a un grupo de jóvenes que pertenecían a «la generación más preparada de la historia” hacia Alemania con el fin de cambiar de rumbo y buscarse una vida nueva. Hablamos de Perdiendo el norte, una comedia cargada de gags situaciones, personajes estereotipados y un humor ligero que conquistó a los espectadores. Tanto es así que al año siguiente, en 2016, se creó la serie televisiva de ocho capítulos llamada Buscando el norte, que también funcionó. La temática era la misma, solo cambió que una de las actrices, Silvia Alonso, desarrollaba un rol distinto al del film. Este 2019 han inventado un viaje a China en Perdiendo el Este, dirigida por Paco Caballerodo. Una secuela que repite la fórmula pero que nada tiene que ver con la original.
Digo esto porque las bromas, aquí, se hacen más pesadas. El hilo argumental carece de gracia. Vuelven a aparecer en pantalla los protagonistas Julián López y Miki Esparbé como Braulio y Rafa; Javier Cámara y Carmen Machi como Próspero y Beni; y Younes Bachir y Malena Alterio como Hakan y Marisol. El director recupera a viejas joyas y las une a otros intérpretes cómicos como son Leo Harlem, Edu Soto y Fele Martínez para tratar de ganar puntos. El resultado final mejora con ellos, es verdad, pero no iguala a la primera parte. Chacha Huang y Marcos Zhang son dos asiáticos que se suman al reparto y que aportan una chispa necesaria.
La familia de Braulio cree que lleva una vida triunfal mientras éste trata de hincar los codos para aprender chino y terminar sus estudios. Hakan y Rafa van a hacerle una visita e insisten en abrir juntos un negocio de kebabs, pero a Braulio le va a caducar el visado y la cosa se complica. Justo en ese punto del camino, Xiao, una joven adinerada, se cruza en la vida del joven español y se convierte en el detonante que encenderá un enredo amoroso importante.
Ingredientes principales: Juegos de palabras y de intereses, choques culturales y alguna que otra risa. Velilla no solo es director sino que también ejerce de coproductor y coguionista de esta segunda parte y se basa en la premisa anterior para incidir en las cuestiones de siempre marcando los papeles de siempre. Perdiendo el Este no profundiza en el menosprecio o la falta de libertad de las mujeres ni en la fuga del pequeño comercio ni nada por el estilo. La denuncia social es mínima. Solo se habla de forma banal de los bichos como la típica comida asiática y de las pretensiones familiares.
- ¿Por qué verla?
El comportamiento que adaptamos los españoles cuando migramos al extranjero ya nos lo han expuesto en el cine miles de veces. Y parece que únicamente existan ese tipo de personas con el “palurdismo” por bandera, pero no es así. Hay mucho más que se podría contar y apenas se hace. El talento de Julián López y el resto de actores y actrices es indudable. Son buenos cómicos, pero es que incluso ellos son capaces de hacer mucho más que lo que aquí se les pide. La película se queda corta. Al menos para echarse unas risas con los amigos no está mal porque no es larga.
Valoración: ✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: