TEATRO – BARCELONA – CRÍTICA
L’últim acte (El último acto) es una relectura de varios textos de Anton Chejov. Un actor de 70 años acaba de bajar del escenario por última vez tras recibir un caluroso homenaje por su larga trayectoria. Se queda encerrado a oscuras en los camerinos y, por un momento, olvida todo lo que ha vivido hace un rato para sumergirse en un viaje trascendental a base de recuperar personajes que ha interpretado a lo largo de su vida.
Anna Maria Ricart ha traducido al catalán fragmentos de ‘Sobre el daño que hace el tabaco’ (1986), ‘El canto del cisne’ (1987) o ‘El oso’ (1988), llenando esta sátira sobre la profesión de actor con cuentos populares y relatos humorísticos que toman cuerpo con un acompañamiento musical.
Carlos Alfaro dirige y adapta al lado de Enric Benavent este montaje tan surrealista que a su vez es enternecedor. Francesc Orella es quien se mete en la piel de Vassili, el actor de éxito a punto de retirarse. La media hora inicial es suficiente para, con el monólogo que interpreta sin luz y sin apenas moverse, darse cuenta de que nadie podría hacerlo mejor que él. En una palabra: Magistral.
Vassili no cree en el Fantasma de la Ópera, pero sin embargo, conforme va delirando y entrando en otros personajes de su pasado alterado por los efectos del alcohol, aparecen en escena tres seres mágicos. Son tres espíritus femeninos a los que dan vida Nina, Bárbara Granados y Cristina Plazas. Ellas solo intentan quitarle de la mente la idea que afrontar la vejez en soledad, pues ha tenido una carrera plagada de aplausos y reconocimientos, y aunque el teatro está ahora vacío el olvido no debe acechar.
Esta pieza ofrece al espectador una visión distinta de Chéjov utilizando textos de su primera etapa; quizá los más desconocidos. Aquí hay más humor que tristeza. Se hace frente a un drama personal mediante la comedia. Las tres actrices tocan varios instrumentos y cantan temas con música original de la propia Bárbara Granados. Actúan como es debido, de acuerdo, pero le hacen sombra a Orella…a él nadie le supera.
- ¿Por qué verla?
Esta producción catalana del Grup Focus combina dos vertientes: La de hacer reír con la de hacer pensar mientras el consagrado actor pasa por oscuros momentos. Al mismo tiempo trata de equilibrar la vida pública con la privada, y eso la enriquece. Vassili es un poco autócrata y la obra, en conjunto, bastante farandulera, pero precisamente en el último acto uno logra encontrar la calma en medio del caos, igual que el protagonista masculino. Basta con tener aspiraciones en el mundo laboral para que el espectador se identifique con sus pensamientos. Hasta el 24 de marzo en el Teatre Goya | Información y entradas.
Valoración: ✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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