TEATRO – BARCELONA – CRÍTICA
Todos estamos de acuerdo en que la excitación y el placer son emociones que nos envuelven constantemente y nos proporcionan una sensación de bienestar única, pero… ¿Puede el dolor ser placentero? ¿Hasta qué punto la sensibilidad es capaz de dejar la mente en blanco? Estas son algunas de las cuestiones que Luis Pardo, acompañado de su inseparable Mistress Minerva, procura aclarar al espectador en Hypnoerotic, un nuevo show que ofrecen actualmente en la Sala Ars Teatre de Barcelona.
En esta ocasión, Pardo se centra en la hipnosis para sacar a relucir fantasías, fetiches e impulsos sexuales de los presentes mediante la sugestión del subconsciente. “No hay magia. Tan solo tenéis que relajaros. Yo intento manipular vuestro cerebro para que hagáis lo que digo o penséis lo que busco”, Algo así decía en el speech de presentación.
Tras una introducción algo floja con el popular juego del tres en raya como protagonista, el mentalista se dispone a hacer realidad algunas de estas fantasías, procurando que el público que va predispuesto (evidentemente los escépticos son bienvenidos, pero si no sienten nada no puedes participar de la misma forma) logre obtener el máximo potencial sexual de su cerebro. Un ejercicio inicial de poder mental hace que la mitad de la sala suba al escenario para que Pardo les despegue las manos, pero esto es solo una trampa para comenzar la “carrera” de hipnosis.
Casi hora y media tratando de llevar al sueño profundo a personas desconocidas, acertando con unos y mandando volver a su sitio a otros por culpa del rechazo. “Todo lo que hacemos es desde el máximo respeto, aquí nadie queda en ridículo”. Pues bien, quizá en ridículo no porque el tono no es que suba mucho, pero las peticiones que hace tampoco es que sean relevantes, aunque consigue lo que se propone, que es de lo que se trata.
La destreza de Luis Pardo a la hora de “hacer soñar” a la gente es indudable, pero, personalmente, de esta nueva propuesta para adultos esperaba mucho más. Está bien organizado, es oscuro como suelen ser todos sus espectáculos y tener a Minerva de ayudante es un punto a favor, dado que se ha creado un personaje muy sensual que encaja perfectamente con la temática de Hypnoerotic. Lo malo es que resulta un poco largo porque insiste mucho rato en lo mismo y no da una credibilidad al 100% si no eres alguien completamente persuasivo. También representa Secretos en el mismo espacio. Quizá deberíamos ir a ver éste otro espectáculo para quedarnos con mejor sabor de boca…
- ¿Por qué verlo?
Básicamente, porque uno puede decidir si entrar dentro del juego o quedarse al margen riendo con los hipnotizados -que no de ellos- y observando qué sucede desde la butaca. El divertimento está asegurado de todos modos. ¡Ah, y os lleváis un regalito a casa! Por aquí preferimos verle practicando mentalismo más que la hipnosis, pero cada persona es un mundo y ver de cerca una vez este proceso que implica cambiar el estado de ánimo y comprobar cómo el sujeto obedece sin pudores no hace daño. Información y entradas.
Valoración: ✮
Texto: Gemma Ribera
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