TEATRO – BARCELONA – CRÍTICA
Cuarenta años después -sí, cuarenta- Lola Herrera ha retomado la obra de Cinco horas con Mario y se ha vuelto a poner en la piel de Carmen Sotillo como si el tiempo no hubiera pasado. Pisando el escenario como solo ella sabe, escenifica cada palabra que en su día escribió Miguel Delibes y nos hace creer y aprender la historia del mismo modo que ella lo hizo -y parece que nunca olvidará-.
Estamos en 2019, pero Herrera nos hace retroceder hasta la España de 1966, que es justo cuando Carmen acababa de perder de forma inesperada a su marido. Lo que nos cuenta nos convence y nos representa, porque los años pasan, pero parece que el panorama social, político y económico está ahora igual o incluso peor que en aquél entonces. Podemos ver en sus ojos la tristeza, la rabia y la serenidad. Tres sensaciones que expresa con una voz nítida, clara y contundente.
Josefina Molina. Directora de esta adaptación en la que también puso mano el propio Delibes, es la otra mitad que ha hecho posible el regreso de un monólogo teatral tan severo. Dos mujeres, un texto y mucho que decir. En el escenario todo queda reducido a cinco sillas, un ataúd, una mesa con varias pertenencias, una taza de té y tan solo una hora y veinte minutos. Eso sí, hay que estar atento para no perder detalle de tal intenso monólogo.
Magistral interpretación la de Lola Herrera, que encarnó a Menchu desde 1979 y hasta el 2005. Natalia Millán obtuvo el relevo en el año 2010, pero fue la protagonista original quien, capaz de recuperarse de una recaída por delicadas cuestiones de salud mental relacionadas con su implicación con el personaje, en 2018 decidió subirse de nuevo a los teatros y comenzar una nueva gira para despedir de la mejor forma posible a Carmen Sotillo. El productor y también adaptador de la obra, José Sámano, ha fallecido recientemente, de modo que ahora que se está representando en tierras catalanas puede servir como homenaje en todos los sentidos.
- ¿Por qué verla?
Es un retrato crítico de la sociedad que perteneció al franquismo desde la perspectiva de una mujer desquiciada. Lola Herrera ha superado ya la barrera de los 80 años de edad y aún conserva la vitalidad del primer día. Es una mujer de armas tomar, igual que su personaje. Brava. En el Teatre Goya de Barcelona están las entradas agotadas, pero próximamente la gira sigue por otras ciudades.
Valoración: ✮✮✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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