MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA
Difícil es olvidar el nombre de Mónica Naranjo, y más complicado es aún olvidar su voz. Para celebrar los 25 años de carrera, la artista de Figueres organizó cuatro conciertos en cuatro ciudades españolas dentro de la gira ‘Renaissance’. ¿El propósito? demostrar que, tras la ruptura matrimonial, está más liberada y con más ganas de cantar que nunca. Anoche, abrumada, tocó cerrar el ciclo actuando en un Palau Sant Jordi de Barcelona dentro del 21º Festival Mil·lenni. Eso sí, recinto ocupado solo por la mitad del aforo -la otra mitad de gradas estaban cerradas-, ante miles de almas que esperaban sentir el rugido de la pantera más feroz de nuestro país.
El inicio podría haber sido espectacular, pero en cambio fue un poco surrealista. Mónica Naranjo apareció al lado de Ana Joven y Miquel Bosch, compañeros de aventura en el nuevo programa televisivo ‘Mónica y el sexo’, para promover la campaña #AMATUCHOCO, un challenge pensado para rendir tributo a la sexualidad femenina.
Menos mal que la introducción fue breve y pronto llegó la música. A su derecha, su fiel banda de rock liderada por heavys con melena. A su izquierda, una pequeña pero intensa orquesta sinfónica formada por músicos no profesionales. Y más cerca, una coral para equilibrar ambos extremos. Siempre, como no, con el también melenudo Pepe Herrero a la dirección musical y al piano.
Los clásicos de su álbum homónimo debut (1994) y del siguiente, Palabra de mujer (1997), podrían haberse hecho esperar, pero no… mejor adular al público nada más empezar. Mónica Naranjo saludó a los asistentes y les prometió una noche divertida e inolvidable. Al fin y al cabo era el último show del tour y tenía que ser especial sí o sí. Prácticamente del tirón -con alguna que otra proyección de por medio- sonaron El amor coloca, Desátame, Empiezo a recordarte -primer momento delicado al dedicar la canción a su hermano Enrique- y Pantera en libertad.
Le gusta mucho hablar y conectar con el público, pero lo que no necesita soin bailarines ni grandes artilugios. En el escenario quien tenía que brillar era ella, y vaya si lo hizo, por fuera -con el vestuario- y por dentro -con su seguridad-. Una cosa estaba clara: ¿Para qué retomar arreglos discotequeros de la época inicial cuando los temas de siempre podían mezclar la épica de la orquesta sinfónica con el sonido más rockero? Estamos en el 2019 y, tal como Naranjo se ha ido modernizando a lo largo de su trayectoria, las tendencias también. Con una voz tan poderosa como la suya, todo suena bien.
Avanzando en orden cronológico sucedía la magia. Mientras iba rescatando canciones de discos como Minage (2000), Tarántula (2006), Adagio (2009) y Lubna (2016) el público se quedaba cada vez más mudo o se volvía cada vez más loco, según. Claro que los coros se notaban al turno de Sobreviviré, Europa o Amor y lujo, pero también la emoción a flor de piel fue evidente especialmente en los bises. En el momento en que interpretó Tú y yo volvemos al amor todo el Palau se puso en pie. Emotivos los tres minutos que nos regaló situada en la punta de la pasarela, junto a Pepe Herrero a a instrumentación y rodeada de globos rojos en forma de corazón lanzados por los fans de las primeras filas.
Mónica se paseó por la luz y por la oscuridad. Aun editando la mayoría de los temas para obtener un “formato contemporáneo” de los mimos, supo adentrarnos en cada una de las distintas etapas que la han llevado a ser quien es hoy en día. De ese modo, precisamente, nos hizo comprender por qué su música marcó un antes y un después en el pop nacional de los 2000. No importa si la has visto antes en directo o lo haces por primera vez. Ella respeta como nadie el amor libre y sabe amansar a las fieras. Sólo hace falta ver la diversidad de género y de culturas que la siguen.
En #RenaissanceTour consiguió conectar el pasado con el presente de una manera desatada. Sin miedo pero con orgullo. Y nos hizo viajar hasta la realidad más actual. La noche concluyó entre anécdotas, aplausos y emociones con un canto a la tolerancia sexual y al libertinaje. Quiso terminar la fiesta a lo grande con sus últimos sencillos –Tú y yo y el loco amor y Doble corazón-, así como rendir un homenaje final al recién fallecido Camilo Sesto y su Vivir así es morir de amor, y reiterar el mensaje que la define: Libre amar.
Poderosa garganta de la Mónica Naranjo. Que nunca nadie te apague la voz ni esas desgarradoras ganas de vivir y de cantar desde pop hasta ópera rock.
Texto y fotos: Gemma Ribera
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