MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA
Todos aquellos que han logrado entender la fusión del flamenco más puro con el sonido más moderno que Rosalía ha creado y ha llevado por todo el mundo pedían a gritos un concierto íntegro, una gira de El Mal Querer. Anoche la artista del momento llenó por primera vez el Palau Sant Jordi de Barcelona, y repetirá antes de subirse al escenario del Wizink Center de Madrid.
Escenario diáfano. Con muchas luces y pantallas pero sin músicos. Tan sólo El Guincho -su mano derecha- para hacer el sonido electrónico; dos coristas vestidas de negro y dos palmeros y seis bailarinas vestidos de rojo pasión. Suficiente. Rosalía apareció fiel al color que simboliza la fuerza, y como mujer poderosa que ha demostrado ser, se plantó en el centro del escenario vestida en un body rojo de mangas abullonadas, atado con un largo cinturón negro y dejando a la vista sus piernas con medias color carne. Fue gritar «Barcelona» y las quince mil almas presentes enloquecieron al instante.
«Pienso en tu mirá, tu mirá clavada es una bala en el pecho»… Así abrió el concierto. Y en menos de tres minutos a la cantante de Sant Esteve de Sesrovires le dio tiempo a pensar en todos esos ojos que le miraban fijamente mientras movían los labios cantando la letra. Tal fue la emoción que sintió que acabó la canción llorando, tapándose la cara y dejando a la vista su famosa manicura extralarga.
El espectáculo continuó con los bajos que marcan el ritmo de A palé y la melodía de Barefoot in the park, con la voz pregrabada de James Blake de fondo. Cantando por bulerías sonaron poco después De Madrugá, Que no salga la luna y Maldición. Unas bulerías sampleadas, modernas, que aún así mantienen la originalidad gracias a la delicadeza de su voz y a ese quejío flamenco que aprendió de Chiqui de la Línea, maestro presente en el Palau a quien quiso dedicar unas palabras: «Gracias por enseñarme todo lo que sé. Te quiero mucho».
La reina del flamenco fusión aseguró que este género musical andaluz que ha traspasado fronteras le gusta “más que la pizza”, y por ello quiso hacer delirar a todos los presentes interpretando a cappella Catalina, pieza popular que empleó como primer single de su álbum debut Los Ángeles (2017). Dejándose ver poderosa a la vez que cariñosa, Rosalía prosiguió con Aunque es de noche y, hablando de homenajes, incluyó a Las Grecas, de quien hizo su particular versión del famoso Te estoy amando locamente.
El flamenco es la base de su música, pero la electrónica o el reggaetón son dos ingredientes que no pueden faltar en la pócima secreta que la ha llevado al éxito. Defiende las tradiciones y las respeta, pero también le gusta saltarse las normas y crear contenido nuevo, diferente y altamente atractivo. El público cantó con ganas Di mi nombre y De aquí no sales, pero si hay alguna canción que corearon con ímpetu, está claro: Millonaria. Ya la puede cantar donde quiera, que en ningún otro lugar la van a entender y a querer tanto como en su casa.
Mucho espectáculo y alto voltaje. No hicieron falta cambios de ropa ni artimañas. Rosalía es auténtica. Con un falsete casi imposible cantó Dios nos libre del dinero y Bagdad, antes de adentrarse en la recta final del show con los temas más latinos. Tan solo se puso unas gafas de sol al turno de Brillo, dejó paso a la sensibilidad a la hora de cantar No me llames más que ya no voy, Lo presiento y A ningún hombre… Y entonces llegaron los hits con las coreografías más esperadas. Cambio total de registro pero con la energía al máximo nivel. Tenía que salir del escenario por todo lo grande, de modo que cerró con Yo x ti, tu x mi, Aute Cuture, Con Altura y Malamente.
No es de extrañar que confiese que el 2019 ha sido el mejor año de su vida. Se está ganando el corazón de muchos y también la fama, pero eso es porque se dedica a su trabajo de principio a fin. Solo hay una cosa que pide a sus fans para que todo siga la linea actual y salga bien: “Estima’m com la Rosalía estima el Baixllo”, es decir, que la quieran tanto como ella quiere a su comarca, el Baix Llobregat.
Llámale «La Madonna del flamenco», llámale «La Lady Gaga española», llámale lo que quieras. Puede parecerse a otras divas convertidas en fenómenos musicales, pero lo que Rosalía está logrando es algo único. Una mujer orgullosa de sus raíces y de la música que la ha inspirado a ser quien es hoy. Una mujer con ideales, con altura y con mucho que decir.
Texto y fotos: Gemma Ribera
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