
CINE – NACIONAL – CRÍTICA
Una cárcel vertical. Un número desconocido de niveles. Dos personas por nivel. Cambio de nivel cada mes. Y lo más importante, el elemento central: una plataforma con comida para… ¿todos? Así denominan a El Hoyo, que no deja de ser una metáfora sobre el capitalismo, las clases sociales y la solidaridad humana. Dirigido por Galder Gaztelu-Urrutia y con la idea original de David Desola, este thriller distópico presentado en el Festival de Sitges 2019 ha generado desde entonces mucha expectación, y no es para menos.
El Hoyo nos enseña un sistema de poder y un funcionamiento que no van al gusto de todos. Lo que sabemos desde el principio es que, en este imaginario de lo más realista, cada interno puede acudir con un objeto. Iván Massagué -haciendo una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha- es Goreng, el protagonista. Él entra voluntariamente eligiendo el libro de El Quijote como acompañante. Sus objetivos son leer la novela antes de salir, dejar de fumar y conseguir un título homologado tras seis meses de ingreso.
Es Trimagasi (Zorion Eguileor) quien nos descubre de qué va todo esto. El primer compañero de “celda” de Goreng deja claro que en El Hoyo los de abajo se comen las sobras de los de arriba. Eso en caso de que les llegue algo, claro. ¿Dónde están los límites de la avaricia? En medio del caos se planta Imoguiri (Antonia San Juan), una antigua empleada de la misteriosa administración que controla El Hoyo, Goreng recibe las claves fundamentales que dan un giro a la cinta: Teóricamente hay comida suficiente para alimentar a todos los pisos. ¿Cómo convencerles?
Sólo es cuestión de tener agallas y un poquito de corazón, y por ello pretenden racionar la comida y convencer al resto para que haga lo mismo. Parece obvio, pero precisamente en este film lo más lógico es probable que nos ciegue y no nos permita ver las profundidades de la trama o del mensaje. Ahí está el juego que presenta la película. El espectador, recibe información a la par que el protagonista, y debe completar los espacios en blanco y resolver enigmas constantemente. Se trata de ir recopilando nuevos datos a medida que aparecen los distintos personajes y sacar sus propias conclusiones ante un final abierto.
La acción sucede entre juegos de luces, tonos fríos (cielo) y cálidos (infierno), sonidos repetitivos, peleas casi caníbales y ciertas miradas en primerísimo plano que no necesitan explicación. Justo cuando Emilio Buale aparece en pantalla en la recta final del metraje, la historia perturba aún más. La violencia está muy presente, pero ese tono gore que adquiere no molesta en absoluto porque está bien tratado y enfocado desde una perspectiva incluso diríamos que elegante.
¿Por qué verla?
Porque El Hoyo está disponible en Netflix y desde su lanzamiento se coló en la lista de las 10 películas más vistas en todo el mundo. Porque podría ser una firme candidata a representar a España en los Oscars 2021. Porque da mucho que pensar sobre la vida y la consciencia de clases. Porque lo importante no es la meta sino el camino, véase enfrentamiento del protagonista con el sistema.
Valoración: ✮✮✮✮✮
Texto: Gemma Ribera
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Aquí el trailer: