CRÓNICA: Niña Pastori vuelve al Festival Jardins Pedralbes con más fuerza que nunca

MÚSICA – BARCELONA – CRÓNICA

María Rosa García García, más conocida como Niña Pastori, también ha pasado el Covid-19. La artista ofreció un primer concierto en el Festival Jardins Pedralbes de Barcelona en junio, pero se vio obligada a aplazar la segunda fecha anunciando ella misma que el virus había atacado a media banda. Por suerte, la organización del festival pudo reprogramar su actuación el pasado 13 de julio, una vez recuperados los músicos y la cantante. ¿Existe mejor forma de celebrar los 25 años de carrera que volviendo a los escenarios con más ganas que nunca?

Hija de una cantaora aficionada de raza gitana y mujer de Chaboli, su productor e hijo de uno de los excomponentes de Los Chicos, Niña Pastori recibió desde pequeña una gran influencia de Camarón de la Isla y cuenta con ese “duende” dentro de su ser, tan característico de los que aman el flamenco y lo llevan en la sangre.

La cantautora gaditana se reunió con su grupo de amigos y llenó de calor, desparpajo y alegría el Palau Reial de Pedralbes ante un público entregado desde el primer instante. Son ocho los miembros de la banda que la acompaña en escena, incluyendo a Chaboli, considerado a día de hoy “el hombre orquesta de la música española”, y a Sandra Zarzana y Toni Nogaredo como sus inseparables coristas. Al compás de Eres tan pequeña comenzó el repaso por los grandes éxitos de toda su trayectoria musical.

Seguidamente llegó Ese gitano con el sonido de tango-rumba y seguidamente Amor de San Juan. Allí, pese a no poder quitarse la mascarilla ni levantarse del asiento, los asistentes empezaron a soltarse un poquito más. En su discurso de bienvenida, Niña Pastori quiso agradecer la presencia del público y la comprensión por los cambios de última hora y aseguró que el único propósito de la noche era pasarlo bien. “Hay un respeto muy grande que es mutuo. […] La recompensa sois vosotros”, se dirigía a los fans.

La habitación, Háblame bajito, El portugués… La gente se empeñaba en grabarlo todo, hasta que la anfitriona admitió: “Dejen los teléfonos y pónganse a tocar las palmas”. Ea, deseo concedido. Se presentó con un traje morado y una coleta, para a mitad de concierto cambiarse por un vestido del mismo color y dejarse la melena al viento. ¿Será un guiño a la canción Un vestío morao? ¿O quizá al feminismo? Hagan sus apuestas.

Al son de los bongos y la guitarra española interpretaron Acaríciame la cara, para justo después quedarse a solas con el piano y cantar en acústico Cai y también su versión de Y ¿si fuera ella? del maestro y padrino Alejandro Sanz. También nos deleitó con una de Joaquín Sabina, nada más y nada menos que Contigo.

Antes de los bises, demostró todo el arte que le corre por las venas interpretando Dentro de mi corazón, Cuando te beso, Y para qué, Desde la azotea y La orilla de mi pelo. Parecía que iba a terminar el concierto cuando ella misma animó a la gente. “¿Seguimos?” y la fiesta continuó con un auténtico corrillo flamenco. Si pones un cajón, tres guitarras y la voz de María, ya tienes el cóctel perfecto para emocionar a cualquiera.

Cantando por bulerías Ya no quiero ser y Dibújame deprisa y con el colofón final de Yo tengo una cosa, la respuesta del público no podía ser otra que una ovación y un “olé” bien grande. “¡Que viva la música y la musicalidad!”, tal como predicó a lo largo de la noche. Nosotros añadimos: ¡Que vivan La Pastori y el flamenco!”

Texto: Gemma Ribera

© COMOexplicARTE

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