TEATRO – BARCELONA – CRÍTICA
Pecats imperdonables (Pecados imperdonables) es una comedia interactiva, divertida y al mismo tiempo cargada de suspense. Representa la historia de una familia que después de pelearse por la herencia del padre, decide reunirse para poner paz. No obstante, lo que debería ser un encuentro supuestamente festivo y de reconciliación, resulta ser una batalla mortal en la que todo el mundo defenderá lo que cree que le corresponde. Las apariencias engañan, y cada uno de los personajes va mostrando la miseria del ser humano a través de los siete pecados capitales.
El origen de esta comedia se remonta a Sin perdón por los pecados, espectáculo ideado por el dramaturgo latinoamericano Benjamín Cohen. Ahora, el director Edu Pericas ha hecho una adaptación contemporánea, ambientada en el Delta del Ebro y caracterizada por la interactividad y el ritmo frenético. Ha creado un show nuevo y rompedor con el propósito de atrapar al público mainstream.
Todo aquél que acuda al Aquitània Teatre a ver Pecats imperdonables no tendrá que apagar el móvil, sino al contrario. Para seguir debidamente la obra, hay que tenerlo encendido y estar pendiente del momento en que solicitan tu intervención. He aquí el punto a favor que distingue esta comedia-thiller del resto de la cartelera teatral. Los espectadores pueden interaccionar en directo para decidir qué sucede en algunas escenas y cuál debe ser el final. Mediante el acceso a una página web específica, puedes votar cómo acaba la función ese día.
Las reacciones de Francesc Ferrer, Susanna Garachana, Eva Barceló, Agnès Busquets, Jofre Borràs, Peter Vives y Miquel Sitjar al mirar la pantalla y tener que cambiar de registro o improvisar según las decisiones del público son reales y espontáneas. Las carcajadas salen solas.
Este método ya se activó en la obra Pels pèls (2017), donde se permitía al público votar quién era el asesino y, según la opción ganadora, la obra acababa de un modo u otro. En el caso de Pecats Imperdonables, la trama da ocho giros aceptando los deseos de los espectadores.
¿Por qué verla?
Es una obra donde todo puede pasar. Llena de humor y con unas interpretaciones muy correctas, entre las que cabe destacar a Miquel Sitjar y Jofre Borràs como dos hermanos enfrentados por la herencia de su padre fallecido.
Valoración: ✮✮
Texto: Gemma Ribera
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